miércoles, 12 de diciembre de 2018

Acto de colación 2018

¡Y llegó el día tan esperado por los chiques de quinto año!

    Compartimos algunas imágenes del traspaso de banderas, de la entrega de medallas y diplomas... y de la alegría y emoción de todes...
Les abanderades de quinto año: Micaela Zeitune, quien porta la Bandera Argentina, Brenda Costa y Belén Acuña, las escoltas. Tania Curbelo lleva la Bandera de la Escuela, y sus escoltas, Kiara Álvarez y Facundo Corteggiano.


Les abanderades de quinto hicieron el traspaso de la bandera de la escuela a sus compañeres de cuarto año.
Les abanderades que recibieron las banderas fueron: Milagros Ruiz, la Bandera Argentina, con Santiago Barbieri y Joan Fiszlejder comoescoltas. La Bandera de la Escuela fue tomada por Imanol Villamayor, y Ariel Jabibi y Agustina Del Papa fueron les escoltas.

     Todo preparado para la entrega de diplomas, medallas y recordatorios.


    La sala colmada, aplausos, emoción, alegría. Aunque, es importante decirlo, no todas fueron flores. Les chiques en sus discursos fueron muy críticos con la situación que vive la escuela, tanto por el contexto adverso como por cuestiones a trabajar intraescuela. El objetivo parece estar cumplido, los chiques de la Walsh leen críticamente la realidad que los circunda.


    Les chiques felices saludan ¡Hasta Siempre!

lunes, 10 de diciembre de 2018

Museo de la Comunicación

El jueves 29 de noviembre les chiques de tercer año se vistieron de gala. Presentaron, en el patio del cole convertido en museo, distintos elementos que dieron sostén e impulsaron a lo largo de los años la comunicación en nuestro país.

Coordinados por el profe Arce, armaron stands y explicaron a quienes se iban acercando de qué se trataba lapropuesta.

miércoles, 28 de noviembre de 2018

Viernes de letras en la Walsh

Los segundos y los terceros fueron los protagonistas de la Jornada literaria del viernes 16 de noviembre. Hubo una invitada de lujo, Teresa Gerez, autora del libro de poemas Casa 10 a medio cielo.





La Jornada fue coordinada por Magdalena Malagarriga, Brenda Lopresti y Nicolás Sánchez Gasparini.




Algunes chiques leyeron poemas seleccionados, otres participaron en un taller literario y leyeron sus propias producciones.

miércoles, 14 de noviembre de 2018

Las paredes de la Walsh hablan

En una jornada ESI...












lunes, 5 de noviembre de 2018

Jornada literaria

En el turno tarde se realizará una jornada de lectura de alumnos , supervisada por docente, en el mes de noviembre fecha a designar

6 de noviembre

 Día de los parques nacionales

https://www.parquesnacionales.gob.ar/2018/10/nuevo-parque-nacional-en-buenos-aires-se-creo-ciervo-de-los-pantanos/

viernes, 26 de octubre de 2018

Dibujos

Más ilustraciones de Pablo Chamber

martes, 23 de octubre de 2018

Cuento de Mora Marabi


Abrí los ojos y vi luz entrando por mi ventana. Era la mañana. Me di vuelta y vi a mamá, que siempre venía a despertarme. Me levanté de mi cama que estaba en una esquina de mi habitación para ir a la escuela. Justo al lado de mi cama estaba el escritorio donde hacía la tarea y del otro lado estaba el mueble donde guardaba mi ropa. Fui a la ventana y la abrí para saber si hacía frío o calor. Hacía frío, así que agarré ropa de invierno y me vestí.
Fui al baño para lavarme los dientes y encontré mi problema de todas las mañanas: el lavatorio alto y el espejo todavía más. Así que me subí a la tapa del inodoro, que estaba en frente, para verme en el espejo. Me subí con cuidado para no caerme en la bañera que estaba a la izquierda y agarré mi dentífrico con sabor a frutilla. Terminé de lavarme los dientes y fui a la cocina para desayunar. Mamá me sirvió una chocolatada y yo agarré una tostada ¿hay mermelada o dulce de leche? Le pregunté. Como respuesta dejó el pote de dulce de leche en frente mío y me sonrió. Le sonreí de vuelta y comí mi desayuno. Cuando lo terminé, agarré mi mochila y salí con mamá al colegio.
Caminamos por las calles de asfalto y observaba los árboles grandes y altos del otro lado de la vereda hasta que vi la enorme puerta verde de la escuela. Esa puerta me hacía acordar a una vez que mamá me preguntó cuál era mi momento preferido del colegio y dije que el recreo porque me gusta más el patio, que era muy grande y con muchas plantas. Ahí podía hablar sin que la maestra me retara. Mamá se rio de mi respuesta y aunque no entendía por qué, me reí con ella. Me despedí de mamá y entré a la escuela. Fui al fondo del pasillo en donde estaba mi aula, entré y saludé a mi maestra. Ella no era tan alta como las demás y eso me llamaba la atención, como su pelo rojo. Fui al fondo del aula y me senté en mi banco, justo atrás del primo de mi mejor amigo Iván. Eso me hizo notar que él no estaba ¿en dónde está Iván? Le pregunté al primo, que me contestó que no sabía nada de él desde ayer. Bueno, quizás estaba enfermo. La escuela fue divertida, como siempre. Salí, saludé a mamá y volvimos caminando a casa. Hice la tarea hasta que cenamos, después me acosté y me dormí.
Al otro día me levantó mamá, me vestí, me lavé los dientes, desayuné y fui a la escuela. Cuando entré al aula, saludé a la maestra y fui a mi banco. Hoy tampoco estaba Iván, así que pensé en llamarlo esa tarde. Tocó el timbre, salí y saludé a mamá como todas las tardes. Cuando llegamos llamé a Iván como había pensado esa tarde, pero nadie contestó. Quizás estaban todos durmiendo. Como siempre, hice la tarea, cenamos y me fui a dormir.
A la mañana siguiente me levantó mi mamá, me vestí, me lavé los dientes, desayuné y fui a la escuela, como ya era costumbre. Entré al aula, saludé a la maestra y fui a mi banco. Descubrí que hoy tampoco estaba Iván. Pero antes de que pudiera preguntarle de nuevo a su primo, la maestra dijo, con una voz un poco rara: -Chicos… quería decirles que Iván no va a venir más a la escuela. Él se… cambió.”
¿Iván se había cambiado de escuela y no me había dicho? No podía ser… tenía que ir a su casa.
Tocó el timbre de salida y saludé a mamá. Apenas llegamos a casa le dije que iba a jugar a la casa de un amigo que vivía cerca y ella aceptó, con la condición de que vuelva temprano. Salí de casa y fui corriendo a la casa de Iván. Su casa se veía… diferente. Toqué el timbre, pero nadie abrió la puerta. La casa parecía estar vacía… ¿también se había mudado y no me había dicho nada? No podía creerlo, era imposible. Volví a casa muy triste, pero cuando llegué se me ocurrió preguntarle a mamá. Me dijo que estaba enfermo, como pensé ayer. Pero eso no fue lo que dijo la maestra… ¿qué estaba pasando?
Esa noche vinieron unos amigos de mamá después de cenar y ella me había dicho que vaya a dormir, pero me daba mucha curiosidad esa reunión. Así que me escondí atrás de una pared pegada al comedor, donde estaban todos. No entendía nada de lo que hablaban, pero escuché cosas relacionadas con Iván. Decían que sus papás eran “comunistas” y que lo que había pasado era una tragedia, pero… no entendía ¿qué tragedia?
A partir de esa noche todo se puso muy raro.- Las maestras no sonreían tanto como antes, cada un par de días dejaban de ir chicos a la escuela sin razón. No vi más a Iván, a veces, veía pasar autos raros por la calle. Todo estaba muy…gris.
Unos días después mamá me dijo lo más loco que había escuchado. Me dijo que guarde toda la ropa que podía en una mochila, que nos íbamos. Le pregunté muchas veces a dónde o por cuánto tiempo, pero no respondió nada. Solo me ayudó a armar mi mochila y después hizo la suya. Esa madrugada me despertó y agarró nuestras mochilas. Afuera estaba uno de sus amigos con un auto. No podía parar de preguntar qué estaba pasando. Me subí a la parte de atrás, mamá fue adelante y arrancamos. Pasamos por la escuela y la casa abandonada de Iván, dejando todo atrás. Poco a poco dejábamos el barrio en el que había vivido toda mi vida atrás. ¿Qué iba a pasar con el colegio? ¿Cuándo íbamos a volver?¿Y si volvía Iván y yo no estaba?¿A dónde íbamos? Cada vez nos alejábamos más.
-Tengo miedo- le confesé a mamá después de un largo rato de silencio.
Ella se dio vuelta y me sonrió.
–Va a estar todo bien, Pablo.


Cuento escrito en la clase de Lengua y Literatura por Mora Marabi, 4º 1ª TM.

viernes, 12 de octubre de 2018

Día del Respeto a la Diversidad Cultural

La "llegada" del europeo en las tierras americanas desde la mirada del historietista Oski...


Y según algunos protagonistas...
(Fragmento de una carta escrita el 10 de julio de 1528 por Luis Ramírez, soldado de la expedición de Gaboto al Río de la Plata)


Y del cronista Ulrico Schmild... retomado por Carlos Schlaen:




¿Querés leer más? Acercate a la biblioteca... ¡Los dos libros están disponibles en la sección Historietas!

miércoles, 26 de septiembre de 2018

Festival de les estudiantes

Fue el jueves 20 a la tarde cuando jóvenes artistas de la Walsh se lucieron compartiendo su talento con toda la comunidad educativa... Compartimos parte de la fiesta:


Cobertura del evento: Milagros Gómez

jueves, 13 de septiembre de 2018

Espacio de Acción y Reflexión: Violencia Institucional


Ni la paloma
por Belén Acuña

Viernes a la tarde, salí de la escuela y fui a la plaza, Maxi me había dicho que encontró una changa en la casa de unos viejos podando una enredadera, que esperara ahí bien peinado que él me pasaba a buscar para ir juntos. Me senté en el único pedazo de banco que no estaba cagado por las palomas y saqué el sánguche de salame que me había preparado la vieja antes de irse al taller, tenía dos fetas de salame en vez de una como siempre. Me alegré e imaginé a la vieja preparándolo con sus manos gastadas de tanto coser, con la sonrisa en la cara cansada, pensando en mí y en Maxi, poniendo una feta para cada uno. Qué buena la vieja. Comí hasta la mitad y lo guardé otra vez en un bolsillo. Pasaron los pibes con la bocha, iban al descampado a jugar un picadito, me invitaron pero tenía que ganarme unos pesos, no podía pensar en el fútbol justo ahora. El viento en la cara, el grito del gol, todos cagados de risa. Pipi al arco, Maura de 5, Peluche por izquierda, Chiquito en el centro, y yo por el otro costado y los del barrio de al lado, enfrente, con la bronca en la jeta de que siempre les ganáramos. Pero no. Seguro enseguida llegaba Maxi. El sol calentaba pero el fresco se sentía en los huesos, como si el frío de toda la vida se hubiera acumulado y ya no hubiera abrigo que lograse hacer la diferencia. Pensé en el peinado pero igual me puse la capucha, los viejos no ven bien, no se iban a fijar. Me levanté y di una vuelta a la plaza a ver si lo veía con la remera de boca y la cicatriz al ladito de la ceja de la vez que se cagó a palos con los forros que venían a venderle mierda a los pibes y quedaban todos quemados, con el pecho ardiendo, tirados por cualquier lado. Maxi nos cuidaba. Era como el hermano mayor de toda la cuadra. Y eso que éramos un montón. Volví al banco sin suerte. Una paloma malparida me cagó un hombro. Miré para arriba y la putié. Pájaro ignorante, no me entendió nada y siguió ahí, quieto y sin pasarme cabida. Busqué en los bolsillos a ver qué podía usar para limpiarme. Nada. Me acordé del kiosco al otro lado de la plaza. Caminé bordeando la fila de árboles raquíticos que el gobierno de la provincia había mandado a plantar, como si eso solucionara algo, como si la gente tuviera menos hambre con ese manojo de ramas mal paradas en el medio del barrio. Un rati se paseaba por entre ellos, como custodiándolos, como temiendo que alguien fuera a hacerle algo a los árboles. Seguro ese gato había salido de un barrio como este, con una vida como la mía, pero claro, venderse a la yuta es más fácil que subirse a una escalera destartalada a cortar enredaderas un día, vender medias en el tren otro, limpiarle los autos a los garcas del otro lado de la avenida y así al infinito. Y ahora estaba ahí, custodiando árboles. Lo miré como se mira a quien ha traicionado. Él me miró como se mira a la caca de perro en la vereda para no pisarla. Caminé más rápido no fuera cosa que me pidiese el documento que me lo había dejado en casa. Llegué al otro lado de la plaza y el kiosco estaba cerrado. Seguro don Tito andaba enfermo otra vez y yo con la cagada de paloma en el hombro y en cualquier momento llegaba Maxi y tenía que estar presentable para los viejos y su enredadera. ¡Pero, claro! ¡Mirta! Mirta siempre estaba en la casa a esa hora, seguro tenía algo, además era para el lado del banco y me podía fijar si el flaco había llegado. Volví a cruzar la plaza, los árboles, y el cana que está vez me siguió de cerca. Me hice el boludo y seguí hasta lo de Mirta, bordeé el barro como pude y pasé las dos hamacas muertas que en algún momento habían podido usarse pero que ni yo lo recordaba. Miré el banco, estaba vacío, ni la paloma estaba. Me agaché a atarme los cordones, el rati se venía cada vez más cerca. Me dio un poco de miedo. Me levanté. El rati caminó más rápido, no me sacaba los ojos de encima. Apreté el paso. El rati corrió. "Ey, alto ahí". El banco estaba vacío y lo de Mirta al otro lado de la calle, estaba solo, había que llegar. Corrí yo también, a lo de Mirta, a donde sea, yuta con arma, yo sin documento, era fija que me llevaba, solo me quedaba ser más rápido y que Mirta le mintiera que era mi vieja, que le batiera la posta de que yo no hacía nada, que esperaba a Maxi para irnos a hacer una changa. A mí no me iba a creer, los ratis nunca creen en los pibes, como si hubieran nacido policías de un repollo, sin infancia ni hermanos, ni plaza ni nada. Miré para atrás y eso fue lo último. Primero nada. Todo borroso y la caída al piso, al charco de agua podrida entre el barro de la calle. Mucho más frío que nunca. Y la capucha... Y la capucha no ayudaba... Eso había sido ¿no? Rati traidor, ¿por una capucha? Cagón. El dolor insoportable en el pecho y todo mojado. Los oídos me zumbaron y vi cómo el cana se alejaba hasta la esquina con el handi en la mano chamuyando algo. De espaldas a mí, de espaldas al barrio. Me costaba respirar y el grito no me salía, quería pedir ayuda, que saliera Mirta a la puerta, que viniera mi vieja a consolarme, que llegaran los pibes, que viniera alguien, pero ni la paloma, y yo me seguía hundiendo en el charco. Pensé en el sánguche en el bolsillo mojándose, pero ya no sentía hambre, ya no sentía nada. No sé si lloré, los ojos se me escapaban en la oscuridad de a ratos. Y el pecho que dolía atemporal, como cuando se mete un gol o nace un hermano, los minutos no pasaron. No pasaron. Pensé en los viejos que nos estarían esperando, y yo ahí caído en el charco, sin tiempo, sin pecho, sin hambre, sin nada. Miré el cielo y deseé el descampado, me pesó la cabeza y la giré a un costado, vi al rati en la esquina, una camioneta se lo llevaba y me dejaba ahí tirado, supe que estaba solo, ni la paloma que me había cagado. Me pesaron los ojos y quise cerrarlos, lo último que vi fue el reflejo de Maxi llegando, sorprendido, asustado, con la cara llena de bronca como los del otro barrio, con las lágrimas en los ojos, con la camiseta de boca, la cicatriz, repitiendo mi nombre que se deformaba en el charco que ya no pudría solo el agua sino que se teñía de rojo y a mí me comía el barro.
                                                                                                                                                            29/6

lunes, 10 de septiembre de 2018


Ilustraciones de Pablo Chamber





Día del maestro, Día del bibliotecario, Día del profesor, Día del preceptor

Esta semana se festejan: 

  •  11/9 ,DÍA DEL MAESTRO en el aniversario de la muerte de Domingo Faustino Sarmiento;
  •  13/9, DÍA DEL BIBLIOTECARIO  en conmemoración de la creación de la Biblioteca Pública de Buenos Aires (hoy Biblioteca Nacional), creada por un decreto de la Primera Junta el 13 de septiembre de 1810.
  • 17/9 DÍA DEL PROFESOR por el aniversario del fallecimiento de José Manuel Estrada, un exponente de la docencia secundaria y universitaria.
  • 19/9 DÍA DEL PRECEPTOR desde el 6 de octubre de 2009 reconocido como un cargo fundamental en cuanto a su función pedagógica.


miércoles, 5 de septiembre de 2018

De ficción y de trabajo

Los chiques de quinto año compartieron entrevistas compilando anécdotas sobre diferentes experiencias laborales y luego las ficcionalizaron. He aquí algunos relatos:


Recuerdo subterráneo  
por Leandro Spinardi

Cuando comencé a trabajar de maestra tenía que tomar el subte para ir y volver.
Una vez, de noche, estaba volviendo y, a pesar de que no era muy tarde, no había nadie en el vagón más que un señor viejo dormido.
En un momento el señor se despertó, y, con un tono entre preocupado y exaltado empezó a preguntar por una tal María, pensé que estaba borracho, me asusté, quería bajar en la siguiente estación y tomar otro subte pero en eso las luces del vagón empezaron a fallar, se prendían y apagaban cual focos de Navidad, y cuando me di la vuelta el señor había dejado de hablar, estaba parado mirándome fijamente. Asustada, traté de ignorarlo, pero en eso se acercó y me empezó a preguntar qué había hecho con María. Le dije que no sabía de quién hablaba, que no conocía a ninguna María, y me alejé de él. Se apagaron de nuevo las luces y, al prenderse, el señor había desaparecido, me quedé en shock. Pero antes de que me diera la vuelta ya había llegado a la estación, me bajé y caminé hasta mi casa muy nerviosa.
Al día siguiente vi en las noticias que un hombre apareció muerto en la misma estación en la cual su esposa, llamada María, había fallecido hace algunos años.


El esfuerzo de mi abuelo
por Micaela Servín

Una tarde, no tan igual a todas, el abuelo Tomás se quedó sin trabajo, se sentía un poco preocupado porque era quien llevaba dinero a la casa, y estaba a cargo de todos sus nietos.
Muy rápidamente dijo, “sea como sea mis nietos van a comer, voy a empezar a vender pan casero”. Así fue como comenzó un día a levantarse a las tres de la mañana y a sus nietos los despertaba a las seis para que lo acompañaran a vender en la puerta de una fábrica. Ellos con mucha fatiga se levantaban pero jamás se negaron a seguir a su abuelo. 
Vendían y vendían, y al regresar a casa lo hacían con las manos vacías, todos muy contentos al ver que generaban dinero para almorzar al mediodía todos juntos. Llegaba la hora de la tarde y la abuela Martina hacía rosquitas para vender junto al pan del abuelo Tomás, así tenían más plata para la cena.
Esto era todos los días hasta que llegó el día en el que al abuelo le llegó su primer sueldo de jubilación y ahí fue cuando dejaron de vender pan. Pero siguieron con las rosquitas.
Y, sí, a pesar de la dificultad y de las adversidades salieron a adelante todos juntos, es que cuando hay unión familiar con amor, esfuerzo y perseverancia, todo se puede superar.

lunes, 3 de septiembre de 2018

VELORIO / Pablo Chamber


A partir de hoy sumamos al blog ilustraciones de nuestros estudiantes.

miércoles, 29 de agosto de 2018


29 de agosto
Día del Árbol
//cdnproxy.turadioinfo.com/251149/noticias/f723c4059c5e7a289e68716dd111802e.jpg El 29 de agosto de 1900, el Consejo Nacional de Educación, en base a la iniciativa del Dr. Estanislao Zeballos, instituyó esta fecha, en celebración al “Día del Árbol”, cuyo festejo se concretó a partir de 1901.

Fotonovelas ESI

En las dos últimas jornadas ESI (Educación sexual integral) les alumnes de la escuela -cada grupo en su curso- se pusieron manos a la obra y pensaron guiones posibles sobre los temas que se están discutiendo, armaron un story board, y tomaron las fotos que conformarían la fotonovela, todo esto en el primer encuentro. En el segundo, concretaron la edición de la fotonovela. He aquí los afiches que pueblan las distintas paredes del cole...











jueves, 16 de agosto de 2018

¡Vamos al teatro!
Los martes orquídeas
Adaptación al teatro de Jorge Maestro basada en la película del mismo nombre, del año 1941.

Jueves 23 de agosto a las 20 hs en el Teatro 25 de Mayo
Triunvirato 4444

Valor de la entrada para la Walsh: $ 125
Para reservar un lugar, anotarse en Biblioteca.

miércoles, 15 de agosto de 2018

Cine

Recomendamos esta película de Diego Gachassin que se proyecta en estos días en el cine Gaumont y los viernes de agosto en el MALBA





Una carrera con obstáculos

por Leyla Vela
Otra vez la misma rutina; la fría mañana de invierno y las ganas de seguir durmiendo me congelaban los pensamientos positivos. Luego de tomar mi taza de chocolate caliente como todos los días, éstos fluían y arrancaba mi camino al trabajo normalmente. Mi principal objetivo era dejar de vivir con mis padres porque ellos eran médicos y esperaban que yo también lo fuera. Yo quería ser una exitosa abogada y su presión no me dejaba estudiar tranquila, no respetaban mi decisión, estaban decepcionados e insistían en que cambie de carrera. Mi motivación ayudaba a mejorar mi desempeño laboral y aunque podía separar lo laboral de lo personal hubo un momento en el que estos se mezclaron y todo se fue en picada.
Yo era una simple empleada con mucha sed de independencia y sueños. Cuando terminé la secundaria ya tenía dieciocho años y empecé a trabajar en un estudio de abogados, lo cual era emocionante porque estaba relacionado a mi futura carrera. Todas las mañanas me encargaba de la parte administrativa. Se me erizaba la piel al pensar en que en algún momento yo sería la que tendría su propio estudio, la que estaría al mando. Algún día iba a terminar mi carrera y felizmente iba a dedicarme a algo que realmente me gustaba. Ya iba por mi segundo año de cursada y no me faltaba mucho para poder empezar a poner en práctica la mudanza; tenía mucha confianza en mí misma y estaba convencida de que todo el esfuerzo que estaba poniendo iba a tener sus frutos.
Uno de esos días en los cuales me tocaba hacer trámites, mi estado emocional no era muy estable. Recuerdo que la noche anterior había discutido con mi padre, lo que nunca había sucedido tan fuertemente hasta ese momento, y sentí cómo una parte de mi corazón se había roto; también sentí una decepción muy grande, quién sabe exactamente por qué. Creo que ni siquiera yo sabía por qué me sentía tan triste, después de toda la situación me puse a pensar… y Mario Benedetti dijo “tengo la teoría de que cuando uno llora, nunca llora por lo que llora, sino por todas las cosas por las que no lloró en su debido momento”.  Creo que ésto se hubiese podido aplicar a esa situación. De todas las veces que había ido a hacer trámites a los mismos lugares, ya teníamos como una especie de amistad con una de las chicas del banco; yo podía contar con su oído y su hombro cuando me sentía mal y ella con los míos. Solíamos ir a tomar mates al parque de vez en cuando, Nos podíamos quedar charlando por horas y horas, hablando de diferentes temas. Después de aguantar el llanto toda la mañana, me largué a llorar cuando la vi y hablamos acerca de lo que había pasado: le conté que no sabía si podría seguir con mi trabajo porque la depresión no me permitía hacerlo con tranquilidad. En esos momentos mi motivación se había desvanecido y mi optimismo era nulo. Sentí que ninguno de mis objetivos podría cumplirse, que estaba obligada a cumplir con las expectativas de mis padres para contar con su apoyo para que todo fuera más sencillo. Porque aunque estaba intentando seguir adelante con mis sueños, me faltaba el apoyo de mi familia y el orgullo de mis padres por todo lo que estaba logrando.
Tiempo después, su cara me hizo sospechar que algo había sucedido. A juzgar por su enorme sonrisa parecía ser algo bueno. Al acercarme le pregunté qué había pasado, a lo que respondió con otra sonrisa. Luego de insistirle unas veces me dijo que tenía una sorpresa para mí: me comentó que había un detalle del cual no me había hablado jamás. Me dijo que había un integrante de su familia que se encontraba en el lugar, que al conversar con él sobre mi situación demostró interés en ayudarme. En el momento no entendía cómo podía haber una persona interesada en ayudarme; quizás era por todo el pesimismo que tenía en la cabeza. Esperé unos minutos a que concluyera su jornada laboral y cuando volvió me dijo al oído para que nadie escuchase que su tío era el reconocido abogado Mauricio D’Alessandro, que estaba interesado en hablar conmigo pero que propuso hacerlo en un lugar privado para que podamos charlar tranquilos. Recuerdo que estaba muy emocionada, por un momento todo lo que estaba pasando dejó de importarme y mis ganas de seguir adelante con mi carrera eran inmensas nuevamente, sentí que mis energías se habían renovado, que todas las recomendaciones que me podría hacer me iban a ayudar mucho y eso que todavía no había hablado con su tío. Comenzamos a caminar hacia una de las oficinas de ese edificio enorme en la que nos estaban esperando con unos sillones, en los cuales podríamos quedarnos hablando por horas sin sentirnos incómodos. Era muy agradable el buen trato que estaban teniendo para conmigo; nos sentamos los tres a conversar sobre mi situación entre otras cosas y la verdad que fue muy emocionante. Mauricio sabía que yo estaba trabajando para poder irme a vivir sola y poder estudiar tranquila, así que nos propuso a mi amiga y a mí ayudarnos ¡para que nos pudiéramos mudar! Él era dueño de un edificio y nos ofreció quedarnos en uno de los departamentos, así las dos podíamos estudiar nuestras carreras deseadas. A mi amiga le gustaba mucho la idea de estudiar algo relacionado al turismo y como también vivía con sus padres, después de conversar un rato nos dimos cuenta de que era una buena oportunidad de por fin independizarnos. La felicidad que sentía en ese momento era inexplicable, estaba inmensamente agradecida de la oportunidad que me habían dado. También fue muy interesante hablar con Mauricio acerca de la carrera; me ayudó a darme cuenta, una vez más, de qué es lo que realmente quiero ser, me dio más determinación que la que ya tenía.
Después de que se me pasó toda la emoción del momento empecé a sentir nervios al pensar en la reacción que podrían llegar a tener mis padres, aunque ésta no fue como yo esperaba. Había pasado todo el camino pensando en cómo les iba a contar todo lo que me había pasado esa tarde y después de todas las cosas que se me ocurrieron decidí no pensar más en ello y dejar que todo fluyera. Cuando llegué a mi casa colgué las llaves y apoyé mis cosas en la mesa que estaba al lado de la puerta, colgué mi campera en el perchero que nos había regalado mi abuela y me dirigí hacia su pieza donde mamá estaba leyendo uno de sus libros favoritos. Respiré profundo antes de entrar y la saludé, Nos pusimos a hablar de cómo nos había ido a cada una en el día y después de eso le comenté que, si todo iba bien, en un tiempo iba a dejar de vivir con ellos. Me hubiese gustado comentarle a los dos al mismo tiempo, pero mi padre llegaba a mi casa al día siguiente y la felicidad y ansiedad no me dejaron esperar para contarlo. Mi madre se tomó muy bien la noticia. Se puso muy contenta por mí y me dijo que mi padre seguramente también lo iba a estar, más allá del mal momento que estábamos pasando.
Por suerte todo fue bien. A los dos meses ya nos habíamos terminado de mudar. Con la ayuda de la familia y los ahorros de las dos pudimos comprar las cosas básicas necesarias y las dos estábamos felices, trabajando y estudiando. No teníamos mucho tiempo para nosotras pero igualmente estábamos bien; teníamos la esperanza de que en el futuro íbamos a poder trabajar de lo que queríamos. Cada dos semanas más o menos Mauricio nos visitaba para ver si estábamos bien y si necesitábamos algo nos seguía ayudando. Éramos dos afortunadas. Finalmente me sentía libre: mi familia no estaba comiéndome la cabeza todo el tiempo con mi carrera, nos veíamos seguido, casi tres veces por semana y teníamos una mejor relación. A veces me pongo a pensar en si habré hecho una buena elección. Capaz fui egoísta y podría haber disfrutado más de mis padres, pero yo no lo llamo egoísmo, en el mal sentido de la palabra. ¿Vos qué pensás?


lunes, 13 de agosto de 2018


Ella 

por Kiara Álvarez


Ella, tan viva
con su pelo negro como el carbón,
lleva una sonrisa con ilusión.
Pues se dirige a su primera entrevista laboral,
y bien no sabe que será contratada para su final.
Obligada por la sociedad,
a tener un trabajo de “verdad”,
con su voluntad,
desea poder vivir con dignidad.
Tan solo veinte minutos fueron precisados,
para darle el trabajo tan buscado,
que si bien no era el más anhelado,
era el necesitado.
Ella, que estaba tan viva
poco a poco,
con el paso del tiempo,
sintió ira.
Sintió el egoísmo,
desprecio y envidia,
de aquellos compañeros que una vez le habían dado la bienvenida.
Día tras día,
todo se volvía más duro,
semana tras semana su mundo se marchitaba,
y aunque contra esa negatividad luchaba,
el dolor una vez más pudo
con su corazón puro.
Harta de toda esa violencia brutal
juntó valor y la renuncia fue a presentar,
debía alejarse del entorno letal
ya estaba en juego su salud mental.
Ella, con tan poca vida
no tenía en claro a donde iría,
quien la ayudaría,
aunque sí sabía
que le sería difícil abrir sus alas,
mantener la mirada alta,
soñar su cuento de hadas.
Los años pasaban
las canas de su cabello se apoderaban,
pero su sonrisa y ojos recuperaban
la vitalidad que los representaban.
Ella, con pocos minutos de vida
por última vez recordó,
como su primer trabajo la marcó,
y a pesar de que parte suya destrozó
gracias a ello pudo alcanzar,
lograr,
apreciar,
que lo importante de la vida,
es alegremente,
vivirla.

miércoles, 8 de agosto de 2018


Entre tinieblas

por Candela López Lamanuzzi


Llegó la hora de volver a casa.
El día en el trabajo se me había hecho especialmente largo, en parte porque hubo poco movimiento y fundamentalmente porque la noche anterior me desvelé terminando de leer un cuento de Edgar Allan Poe.
Todo el día había estado pensando en ese cuento y sentía una extraña mezcla de somnolencia con la presencia de sus personajes.
Ya se había terminado el día laboral y sólo me restaba caminar hasta la parada del colectivo, a unas siete cuadras, y llegar a casa para comer algo, darme un baño y dormir hasta el otro día.
Al salir me encontré con un día gris, neblinoso. Una fina llovizna otoñal humedecía las veredas. Pese a ser las 19 hs. el día se había oscurecido totalmente. En ese momento pensé que disfrutaría mucho más la llegada a mi casa.
Al llegar a la parada noté que la luz del farol era tenue, casi inexistente.
Mis deseos de que el colectivo llegara rápidamente iban creciendo al compás del silencio de esa calle tan solitaria.
De pronto, a lo lejos, pude vislumbrar una figura borrosa que se aproximaba. Recuerdo que me llamó la atención su andar tambaleante y me preocupó pensar que tal vez se trataba de una persona ebria, lo que aumentó mi inseguridad.
Nunca había sentido tanta incertidumbre. Y no había rastros del maldito colectivo. Mientras la figura más se acercaba mi temor más se incrementaba.
Al llegar junto a mí, vi claramente que esa silueta, que había surgido de la niebla, era un enorme mono. Automáticamente me cubrí el rostro con los brazos y me sobrecogí con mi propio alarido. En simultáneo, el mono también gritó y de un saltó fue a parar al medio de la calle aún desierta.
Al abrir los ojos comprobé que en realidad se trataba de un anciano que me miraba sorprendido y asustado, preguntándome qué había pasado.
Sentí mucha vergüenza y pensé que quizás ese anciano creyera que la ebria era yo. Me disculpé como pude, y afortunadamente llegó el colectivo.
Llegué a casa, todavía un poco alterada y al dejar mi mochila sobre la cama, vi sobre la mesita de luz el libro de Poe que tanto me había sugestionado. Lo tomé y lo escondí en lo más profundo de mi placard.

Producciones de nuestros estudiantes

A partir de hoy publicaremos, todas las semanas, producciones escritas por estudiantes de nuestra escuela.

jueves, 7 de junio de 2018

Vinculando realidades: Consumos responsables



Historietas digitalizadas y seleccionadas por MINUBA (Modelo Interuniversitario de Naciones Unidasa partir del taller "Vinculando realidades: Consumos responsables" realizado en la última quincena de abril con los estudiantes de 3°1° y 3°2°. 

En cuatro encuentros se discutieron problemáticas de consumo de diferentes sustancias. Se analizaron publicidades, hubo actividades lúdicas, y mucha participación y debate. 

Las historietas son la producción final del taller. 

Profesores referentes: Carlos Ariel Arce y Claudia Herrera. 

lunes, 28 de mayo de 2018

Stella como pregunta


Nuestra biblioteca lleva el nombre de Stella Mauri, la primera directora de la escuela. Lxs chicxs de quinto primera quisimos reconstruir su paso por la Walsh. Entrevistamos a algunxs docentes que la conocieron. Lxs invitamxs a revivir parte de nuestra historia a través del recuerdo de Stella.



Las entrevistas...






Entrevista con Walter Rago_______________________________________________

“Una escuela pública puede ser una buena escuela”


Walter, asesor pedagógico de nuestra escuela, comparte algunas de sus experiencias en el camino recorrido con Stella.

¿Conociste a Stella? ¿Cuándo?
La conocí cuando empecé a trabajar acá; la escuela se fundó en el 90´, Stella Mauri fue la directora fundadora de la escuela, al poco tiempo empezó Susana Fernández como vice, y yo empecé a laburar en el 92´con el primer tercer año dando Físico química, en ese momento.

¿Y cómo es tu recuerdo de ella? ¿Cómo la definirías?
Y, como una trabajadora de la educación muy comprometida, muy, muy, comprometida con una educación para todos. Todas las EEM N° (Escuela de Educación Media Número…), la Walsh es parte de las ocho primeras EEM N°, y todos los directores que empezaron con esas escuelas venían de, no sé si se llamaban CENS en ese momento, pero eran escuelas para adultos, y ya venían trabajando desde hace años como directores en esas escuelas…

¿Y qué implica que tuvieran esa formación? ¿Tenían otra óptica de las cosas?
Había como una expresión de la educación popular, de la educación para todos de los 70´, como los primeros secundarios para aquellas personas que no habían podido hacer el secundario en la adolescencia, entonces era una manera de llevar la educación de nivel secundario a trabajadores; esas escuelas para adultos tenían que ver con los sindicatos, muchas veces eran trabajadores de esos mismos sindicatos que terminaban el secundario, así fueron pensadas esas escuelas. Entonces había como una mirada distinta respecto a pensar que esos alumnos, esas alumnas, eran laburantes, necesitaban otros tiempos. Creo que esta experiencia le servía para pensar que también hay adolescentes que, independientemente que no laburen, por provenir de diferentes realidades familiares, culturales, también necesitan diferentes tiempos, entonces tenían una experiencia y una mirada diferentes a los directivos de las escuelas secundarias tradicionales.


¿Y cómo era la escuela que pensaba Stella?
Yo cuando empecé a laburar acá, prácticamente estaba empezando a laburar como docente y, bueno, era un proyecto nuevo, y hoy podemos ver que éramos todos muy jóvenes, la media en ese momento era treinta años, y los directivos también eran jóvenes, no sé cuántos años tendría Stella en ese momento pero cuarenta, ponele. Entonces los directivos también estaban empezando, más allá de que tuvieran una larga experiencia como docentes. Estábamos todos muy entusiasmados. Y me acuerdo de que hubo una reunión docente, un sábado, en ese momento nos reuníamos los sábados, cosa que hoy seria inimaginable, ¿no?; pero había un entusiasmo en una escuela nueva, un proyecto nuevo. Y me acuerdo de que en esa reunión Stella planteó que “una escuela pública puede ser una buena escuela”, como enfrentando cierta concepción de docentes que quizá venían de otras experiencias de “bueno, las escuelas públicas, son todo un desastre”, “no funciona nada”, como “venimos a cumplir”, “hacemos lo que podemos”, “venimos con nuestra tarea en el aula y punto”. Piensen que las escuelas se fundaron en el 90’, en el menemismo, a contramano de toda una política de destrucción de la escuela pública; pero estas contradicciones a veces se dan. Estas escuelas fueron pensadas para chicos que el sistema había expulsado, por eso la mayor parte de ellas se habilitan en Lugano, Soldati, distintos barrios, tenía que ver con atender una población que se había quedado afuera del sistema… ¿Por qué pusieron esta en Villa Pueyrredón? No queda claro, me parece que se equivocaron o habrán pensado en los monoblock de acá del barrio, la escuela fue fundada un poquito más allá, por Del Carril, por ahí; pero habrán pensado que esta zona es más marginal de lo que es, y entonces la intención era atender esos sectores…

Como escuelas de resistencia…
Y en ese momento sí. Era un proyecto, así como de resistencia, sí, ya te digo, con contradicciones, porque, este proyecto se fundó durante la gestión de Grosso, estafador terrible del peronismo de ese momento. Pero Filmus estaba como secretario de educación, que tenía mucha experiencia  o venía de este sector de escuelas para adultos. Entonces era un proyecto piola, en el que nos enganchamos.  Y a mí, Stella, con su posicionamiento, fue como que me hizo decir “acá me quedo”. Alguien que plantee una escuela pública, que puede funcionar bien,  que puede ser una buena escuela y en la que podemos hacer cosas copadas aunque estemos en esta realidad, me pareció re interesante. Y después, nada, era alguien con mucho apoyo hacia las iniciativas, hacia las innovaciones de los profesores, realmente sentía que tenía libertad de cátedra. Cuando yo empecé a dar Físico-química, Química, esas materias, y empecé a correrme de lo tradicional y dar un enfoque muy social, veía que realmente era apoyado en todo eso. Bueno, más me entusiasmaba, me parece que era alguien que pensaba en una escuela inclusiva, aunque quizás ese concepto no se utilizaba en ese momento. Dar una buena educación para todos los pibes, creo que esa era la línea  y me parece que en buena medida durante muchos años se consiguió.
Y lo otro que te puedo decir, lo otro que me acuerdo es que ella era profesora de Literatura, era muy copada y apasionada por la literatura, charlábamos mucho con los profes sobre eso.

Y ella transmitía eso...
Sí, sí, ella te contaba una novela y vos decías “yo la quiero leer”, te contaba con tanta pasión lo que leía muchísimo cosa que no siempre pasa, hay profes de Literatura que no leen y es extraño, pero era muy apasionada por la literatura y creo que a los pibes les transmitía eso también.
Igual acá prácticamente no laburó como docente, sí laburaba con adultos como docente, pero a los profes que nos gustaba la literatura y charlábamos con ella veíamos esa pasión, por eso en su momento nos pareció que la mejor manera de homenajearla era ponerla en la biblioteca, ponerle el nombre de Stella por esta pasión que tenía ella por los libros, por la ficción sobre todo.

¿Y la viste dando clase alguna vez?, ¿cómo trabajaba en el aula?
No, no la vi. Compartimos en algún momento, creo que cuando los pibes estaban en cuarto o quinto año… No sé, creo que transmitía ese entusiasmo… Después como todo puede salirte bien o no pero fue muy poca su experiencia acá como docente, meses te diría nada más, y que después con la tarea de ser directora debió ser difícil dar clases.

¿Alguna anécdota más que quieras compartir?
Lo que más me acuerdo es que fue, junto con Susana, quien marcó las líneas generales de lo que es la escuela, de lo que durante mucho tiempo fue la escuela y claramente me parece que era alguien muy cálida con los profes, se tomaba en serio su laburo y muy dura con los “chantas”, era alguien de pocas pulgas y marcaba claramente que era lo que había que hacer.

 ¿Qué crees que sigue de ella acá por más que no sea la directora?
Creo que pensar que en una escuela pueden suceder cosas interesantes, puede ser un lugar para aprender en el que los adultos y los adolescentes nos encontremos y pensemos juntos, al principio se continuó y se profundizó, después cuando murió Stella en la dirección de Susana y ahora creo que se logró un determinado clima, a veces no entendés muy bien cómo suceden las cosas según la institución pero rápidamente el clima de la forma de estar en la escuela, de la manera en la que los pibes están en la escuela se construyó, y yo creo que eso se mantiene. Mi visión hoy es que la continuidad de “está bueno aprender y está bueno compartir en este lugar, con mis amigos, con mis amigas, con los profes”, está en los pibes. Está en el entusiasmo de los pibes cuando encuentran un profe con el cuál llevar adelante un proyecto, y me parece que eso se construyó en un momento, rápidamente fue la escuela un lugar donde empezaron a suceder cosas y adonde tenías libertad de proponer, y de hacer clases, y de traer gente de afuera. Nunca te iban a poner un palo. Y eso por supuesto era algo que se trataba de los chicos, que veían que ellos, bueno, podían ser protagonistas. Me parece que eso puede ser una continuidad que dio lugar a la escucha y a la palabra de los pibes. Durante mucho tiempo había muchos profesores que entraban acá y se iban porque decían: "en esta escuela le dan demasiada bola a los pibes”, “Se escuchan nada más que a los pibes.". Creían eso, pero era "también" se le da bola a los pibes, pasa que en otros lados no pasaba, ese lugar lo dieron, lo dio Stella. Y me parece que eso está, hoy vos podes decir "me enojo porque no me escuchan" bueno pero hay algo que es como un derecho que considerás que está, o una costumbre, una forma de estar en la escuela que es: "considero que tengo derecho a decir lo que pienso y que los profesores me tienen que escuchar". Se podría haber generado algo de otro modo, que los pibes incorporaran algo así como  "nunca te dan bola", "para que vas a preguntar algo si nadie te va a escuchar, si nunca cambia nada", que en algunos lugares pasa, es así, sí, es una porquería pero es así. Bueno, esto no, creo que no sucede acá, porque se pensó que los pibes tenían voz y voto. La orientación de la escuela se eligió entre todos, fundamentalmente con el voto de los pibes, el nombre de la escuela se eligió entre todos pero el peso mayoritario fue de los pibes. Eso podría haber sido de otro modo, que el director dijera decido o que los profes, veinte personas votaran un nombre o votaran una orientación, no, fueron los chicos los que lo eligieron, entonces, esas cosas van marcando y después tiene una continuidad que no sabés cómo será pero está, llegás a un lugar y decís: bueno, esto funciona de esta manera y te incorporás a eso, pero creo que esas cuestiones del principio pueden haber sido fundantes. Esto que te estoy diciendo, el nombre de la escuela, la orientación, en muchas instituciones se decide entre quince personas y los pibes dicen: "bueno otros decidieron", si sos parte de las decisiones, empezás a pensar que tu modo de estar en la escuela es diferente, y ahí me parece que hubo una impronta que creo que se mantiene esto, cómo los chicos piensan el estar acá.

¿Algo más que quieras decir sobre Stella?
No, no, eso, cuando me comentaste pensaba, lo que más me salía era esto, su posicionamiento en la educación y su pasión por la literatura. Después otras cosas pero que no vienen... muy de definirse políticamente también, no era alguien que iba a decir: "no, yo soy neutral" ni nada por el estilo. Se definía, tenía una posición, que estaba en todo, que enfrentaba a las autoridades y que marcaba cómo había que enfrentarlas, me parece que también eso dio lugar a que los docentes pensáramos una manera de cómo hacer nuestro trabajo.