viernes, 17 de septiembre de 2010

Recreando la historia de "Romeo y Julieta"

Lucía Pereyra, de 2º2a, escribió un final diferente para esta maravillosa obra de William Shakespeare.
Los invitamos a leerlo y apreciar el lenguaje, la forma y las imágenes que ella ha creado. Felicitaciones!


Luz…mucha luz, demasiada; y a la vez sombras; sombras por doquier. Lejos, en algún lugar remoto, escandalosas voces resonaban y se hacían eco de sus intérpretes. Risas, risas a montones, y…clarinetes también. De a poco comenzaba a reconocer algunos de los ruidos.


En ese momento intentó incorporarse, al igual que la primera y la segunda vez, no obstante esta vez sí lo consiguió. Ahora ya podía reconocer las familiares formas de la habitación, su habitación. Podía saberlo, estaba segura, sin embargo no lo entendia. ¿Qué era todo aquello? ¿Cómo era posible? ¿A caso no importaba que ella hubiese muerto? ¿A caso nadie lloraba su pérdida, ni extrañaba su compañía? ¿Eran todos monstruos insensibles o era ella pues, el monstruo que en vida no supo ganarse el afecto de nadie? No, de nadie no; si la última posibilidad era la correcta, y no lo creía, afuera, allí en el mundo de “los vivos” sí había alguien que la quería : Romeo.

Con la mente más aclarada intentó organizar sus pensamientos para poder encontrarle una explicación a esa absurda situación. Aunque esta calma no le duró mucho, pronto se vio interrumpida por un incontenible grito ahogado que le provocó el verse ante el espejo vestida de blanco, con el que se suponía iba a ser su vestido de bodas en su casamiento. No conseguía comprender por qué razón la habían vestido de novia, ni en qué momento había sucedido.

Súbitamente su atención se centró en escuchar los ruidos provenientes de los demás salones : se escuchaban alegres canciones y charlas animadas, nada que encajase con el ambiente de un funeral.

Temerosa, se asomó al pasillo para ver lo que ocurría, la música provenía del salón principal; lentamente se fue acercando cada vez más al bullicio y a medida que avanzaba, las luces se volvían más intensas y su aturdimiento aumentaba….Para cuando logró comprender lo que estaba pasando, se encontraba sentada a la sombra de un gran árbol, observándose el dedo anular que ahora estaba preso de un aro de metal retorcido, tan brillante como el mismísimo Sol. Esa tarde no hizo más que llorar lamentándose de su terrible destino. De alguna forma, su familia se había enterado de sus planes y había conseguido arruinarlos, y sin saberlo, habían colaborado en la macabra jugarreta que el Destino le tenía preparada a aquellos dos amantes.

Calló la noche, una noche vacía y fría, sin estrellas, y al igual que aquella oscuridad, Julieta se encontraba vacía. Ya no le quedaban fuerzas para llorar su amor perdido, solo le quedaba una certeza : Romeo había sido, era y sería siempre su único amor, jamás se entregaría a otro.

El momento llegó, ese que ella tanto había temido; en ese mismo lugar, en ese mismo instante se definiría su futuro. Su alma ya no soportaba más la angustia, no lograría posponer aún más el momento.

Su rostro desencajado en una expresión de furia, sus ojos iracundos, su voz ronca y sus gritos rabiosos no se le olvidarían jamás; así como tampoco aquella bofetada que le propinó. Así fueron los últimos momentos que pasó con Paris, y así lo recordaría siempre.

Nunca creyó posible que existiese un dolor tan grande como el que ella sentía; pero existía. Respirar se volvía una agonía lejos de su amor; el Sol se apagaba y todo se convertía en un eterno anochecer….

Varias cartas envió la nodriza a Julieta, pero solo una le respondió. Una en la que preguntaba por su Romeo, por supuesto, pero también en la que renunciaba a su amor prohibido, por el que tanto había luchado; una en la que explicaba que un amor tan hermoso no podía provocar tanta desdicha, en la que se despedía y anunciaba su final…

Romeo, desde su exilio compartía su tristeza. Ambos igualmente hermosos; ambos igualmente desdichados, elijen la muerte como camino a la eternidad.

Un Gran Amor, como el de Romeo y Julieta, está destinado a un gran final. Y así fue como ocurrió. No, no terminaron juntos, ni vivieron vidas felices; solo encontraron el fin de la forma más romántica y a la vez más amarga. Su amor nació y murió de manera inesperada.

“Los placeres violentos encuentran un fin violento, cuando triunfantes mueren, somo el fuego y la pólvora que en un beso se consumen….”

Lucía Pereyra 2º2a

viernes, 10 de septiembre de 2010

La geometría en el siglo XX- Exposición MALBA

El jueves 9 los chicos de 4º2a tuvieron la oportunidad de conocer algunas obras que son representativas del aste abstracto del sigo XX, con una marcada influencia de las ideas de la Bauhaus, en cuanto a lograr una síntesis entre arte y diseño en la vida cotidiana.
Aquí les mostramos dos de las obras y algunas fotos de los alumnos durante el recorrido.