viernes, 14 de agosto de 2020
Día internacional de los pueblos indígenas
miércoles, 8 de julio de 2020
Día de la Independencia
Contexto histórico de la declaración de la Independencia argentina
En 1816, convergieron dos hechos fundamentales para la historia nacional: la declaración de la Independencia y la organización final del plan continental del general José de San Martín, que sería el garante de esa independencia y la llevaría más allá de las Provincias Unidas.
El contexto internacional en el que esto ocurría era complejo: España se había liberado de los franceses y el rey Fernando VII había vuelto al trono y se predisponía a recuperar los territorios americanos que estaban en manos de los revolucionarios. El ejército realista había comenzado a avanzar por toda la región derrotando a una parte de los movimientos independentistas americanos.
Ante esa situación, las Provincias Unidas se juntaron para decidir qué hacer frente al peligro realista. El Congreso General Constituyente de las Provincias Unidas en Sudamérica se reunió en San Miguel de Tucumán para limar asperezas entre Buenos Aires y las provincias, pues sus relaciones estaban deterioradas.
Cada provincia eligió un diputado cada 15.000 habitantes. Las sesiones del Congreso se iniciaron el 24 de marzo de 1816 con la presencia de 33 diputados de los 34 elegidos.
Finalmente, y después de arduas discusiones, el 9 de julio de 1816 los representantes firmaron la declaración de la Independencia de las Provincias Unidas en Sudamérica y la afirmación de la voluntad de “investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli” y “de toda otra dominación extranjera”. De este modo, después del proceso político iniciado con la Revolución de Mayo de 1810, se asumió por primera vez una manifiesta voluntad de emancipación.
La Casa Histórica de la Independencia
La casa histórica de Tucumán se construyó en 1760. Pertenecía a una importante familia local, la de Francisca Bazán, esposa de Miguel Laguna. Era una casa con varias habitaciones, patios que las conectaban y su único ornamento eran unas columnas salomónicas ubicadas a los costados de la puerta principal.
Después de ser sede del Congreso donde se declaró la Independencia, fue alquilada para la imprenta del ejército, el servicio de Telégrafo y el Juzgado Federal. En 1869, el fotógrafo Ángel Paganelli, que visitaba la ciudad de San Miguel de Tucumán, registró el deterioro del edificio a solicitud de un grupo de vecinos para llamar la atención de las autoridades en pos de la conservación.
En 1904, el gobierno la restauró pero debido a su pésimo estado tuvo que demoler gran parte de la vieja casa. La única parte que fue salvada fue el Salón de la Jura de la Independencia. La reconstrucción intentó ajustarse al máximo en cada detalle del edificio original utilizando, incluso, los mismos tipos de ladrillos, tejas y baldosas.
En 1941 fue declarada monumento histórico. Actualmente funciona como museo y es centro tradicional de los festejos por la Declaración de la Independencia.
Allí cada día 9, el Liceo Militar “General Aráoz de Lamadrid” realiza el relevo de guardia en el Museo de la Casa Histórica de la Independencia.
Con la intención de resaltar las tradiciones de nuestro pasado, los soldados del Liceo Militar, con el uniforme del Regimiento de Infantería de Montaña 10 y acompañados por la Banda Militar “Sargento Primero Pedro Bustamante” del Instituto, realizan esta ceremonia.
De esta forma, el Ejército Argentino junto al pueblo tucumano recuerdan el pasado y mantienen la honesta tarea de custodiar la histórica vivienda donde se juró y se proclamó nuestra Independencia aquel 9 de julio de 1816.
La Proclama de la Independencia
Mientras preparaba en Cuyo al Ejército que cruzaría Los Andes, San Martín se mostraba impaciente para que el Congreso reunido en Tucumán proclamara la Independencia. En una de las cartas que mantiene con uno de los congresales, el representante de Cuyo, Tomás Godoy Cruz, escribía: "¿Hasta cuándo esperamos para declarar la Independencia? ¿No le parece a usted una cosa bien ridícula acuñar moneda, tener el pabellón y cucarda nacional, y por último hacer la guerra al soberano de quien en el día se cree dependemos?". Y concluía: "Veamos claro, mi amigo, si no se hace, el Congreso es nulo en todas sus partes, porque reasumiendo este la Soberanía, es una usurpación que se hace al que se cree verdadero, es decir a Fernandito".
El contexto era sumamente complejo, los realistas habían recuperado amplios territorios en América, entre ellos, Chile y buena parte del Alto Perú, lo que constituía toda una amenaza para las Provincias Unidas. En Europa, se asistía a la restauración de las monarquías; en la Banda Oriental, podía constatarse el avance portugués; y en el plano interno, las relaciones entre el gobierno central y el litoral estaban quebradas. Asimismo, las relaciones entre Buenos Aires y provincias que participaban del Congreso no estaban exentas de tensiones.
Finalmente, el acta de la Independencia se firmó el 9 de julio de 1816, donde prevaleció una postura que representaba el mandato de la mayoría de las provincias: investir a las Provincias Unidas del "alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli". Quedaba expresamente rechazada toda fórmula intermedia que habilitara algún tipo de protectorado. Se trató, pues, de una manifestación clara, acorde con el pedido de San Martín, de declarar la Independencia absoluta de las Provincias Unidas respecto a la corona española y "de toda otra dominación extranjera", según la fórmula agregada a la proclama días después en las siguientes sesiones del Congreso.
La proclama se publicó en español. También en quechua y aymará con el fin de incorporar al proceso a los pueblos originarios.
Los Diputados
Los 29 diputados del Congreso de Tucumán que suscribieron el acta de Independencia declarada por el Congreso de las Provincias Unidas en Sud América fueron:
• Presidente: Francisco Narciso de Laprida, diputado por San Juan.
• Vicepresidente: Mariano Boedo, diputado por Salta.
• Secretarios: José Mariano Serrano, diputado por Charcas y Juan José Paso, diputado por Buenos Aires
• Diputados:
- Por Buenos Aires: Dr. Antonio Sáenz, Dr. José Darragueira, Fray Cayetano José Rodríguez, Dr. Pedro Medrano, Dr. Esteban Agustín Gascón y Dr. Tomás Manuel de Anchorena.
- Por Catamarca: Dr. Manuel Antonio Acevedo y Dr. José Eusebio Colombres.
- Por Córdoba: Eduardo Pérez Bulnes, José Antonio Cabrera y Lic. Jerónimo Salguero de Cabrera y Cabrera.
- Por Jujuy: Dr. Teodoro Sánchez de Bustamante.
- Por La Rioja: Dr. Pedro Ignacio de Castro Barros.
- Por Mendoza: Tomás Godoy Cruz y Dr. Juan Agustín Maza.
- Por Salta: Dr. José Ignacio de Gorriti.
- Por San Juan: Fray Justo Santa María de Oro.
- Por Santiago del Estero: Pedro Francisco de Uriarte y Pedro León Gallo.
- Por Tucumán: Dr. Pedro Miguel Aráoz y Dr. José Ignacio Thames.
- Por Mizque: Pedro Ignacio Rivera.
- Por Charcas: Dr. Mariano Sánchez de Loria y Dr. José Severo Malabia.
- Por Chichas (incluyendo a Tarija): Dr. José Andrés Pacheco de Melo
En esa sesión no estuvieron presentes cinco diputados: el coronel José Moldes (Salta), que se encontraba detenido; el coronel Juan José Feliciano Fernández Campero (Chichas), que estaba al mando de tropas en el frente de combate; el presbítero Miguel Calixto del Corro (Córdoba), que estaba realizando una misión diplomática ante José Artigas; el médico Pedro Buenaventura Carrasco (Cochabamba), que estaba en servicio en el Ejército del Norte y el diputado Juan Martín de Pueyrredón (San Luis), que había viajado a Buenos Aires para asumir el cargo de Director Supremo.
lunes, 22 de junio de 2020
Día de la Bandera. ¿Por qué?
Bicentenario de Belgrano
viernes, 22 de mayo de 2020
25 de mayo. Revolución de Mayo
El 25 de mayo de 1810: el primer gobierno patrio
Por
Felipe Pigna
Hacía
tiempo que el ritmo natural que durante siglos había caracterizado a las
colonias españolas de América se había alterado. Las guerras en Europa, las
mismas reformas borbónicas de la segunda mitad del siglo XVIII, la inquietud de
la aristocracia española americana y el descontento de muchos criollos, generaban
no pocas preocupaciones. El comercio con los ingleses y la circulación de ideas
liberales hacían que la sociedad de los estratos sociales definidos y duraderos
comenzara a resquebrajarse.
El
13 de mayo de 1810, los habitantes de Buenos Aires pudieron confirmar los
rumores que circulaban intensamente: la Junta Central de Sevilla, último
bastión de la Corona española en pie, había caído también a manos de los
ejércitos napoleónicos. Inmediatamente, el virrey Cisneros advirtió que se
crearía una nueva regencia americana en representación de Fernando VII y en
defensa de la Corona. Pero la Junta que lo había nombrado había desaparecido y
los patriotas porteños creyeron que era momento de convocar a un Cabildo
Abierto que discutiera los pasos a seguir.
El
19 y 20 de mayo, las reuniones fueron febriles. El 21 de mayo, una multitud,
encabezada por Domingo French y Antonio Luis Beruti, se reunió con las armas en
la mano para exigir el Cabildo Abierto y la renuncia del virrey. Llevaban el
retrato de Fernando VII y una cinta blanca, símbolo de la unidad
criollo-española. El Jefe del regimiento de Patricios, Cornelio Saavedra, logró
calmar los ánimos, pero la convocatoria para el día siguiente era un hecho.
El
22 de mayo, “la parte más sana y principal del vecindario” concurrió al
Cabildo. Como el día anterior, la plaza estaba llena, mientras transcurrían las
acaloradas discusiones, que se extendieron durante 15 horas. Se discutía qué
hacer tras haber caído Sevilla en manos de los franceses. Los más conspicuos defensores
del statu quo, entre quienes se encontraban el obispo Benito de Lué y
Riega y el fiscal Manuel Genaro Villota, sostenían que los americanos
debían obediencia a los españoles. Pero los criollos, en boca de Juan José
Castelli y Juan José Paso, exigían la conformación de juntas autóctonas, porque
consideraban que, desparecido el virrey, el poder había regresado al pueblo.
Se
votó en la noche del 22 y el 23 por la mañana se realizó el conteo de votos.
Triunfó ampliamente la opción de deponer al virrey y delegar el poder en el
Cabildo. Sin embargo, ese
mismo día el Cabildo daría su golpe contrarrevolucionario nombrando una junta
presidida por al virrey depuesto, algo que concretaría el 24 por la mañana y
que resultaría inadmisible para los partidarios del cambio.
La junta propuesta por el Cabildo se componía, además de Cisneros, por una vocalía integrada por Cornelio Saavedra y Juan José Castelli (criollos) y el párroco de Monserrat, Juan Nepomuceno Solá, y el comerciante José de los Santos Inchaurregui (españoles). De inmediato, desde los suburbios porteños cundió el descontento general. Castelli y Saavedra, que no habían sido siquiera consultados, renunciaron a integrar la junta, y patricios y Arribeños tomaron las armas. Recomenzaron así las discusiones de los patriotas.
El
25 de mayo, las protestas eran ya incontenibles. La misma multitud de días
atrás ocupaba nuevamente la plaza. El movimiento patriota se había
instalado cerca del Cabildo, el cual reunido desde temprano había rechazado la
renuncia de la Junta. Ni los jefes militares estaban ya del lado del virrey.
Los cabildantes debieron finalmente solicitar la renuncia de Cisneros y aceptar
la propuesta de nombrar una nueva junta. Así, nacía el primer gobierno patrio.
Saavedra fue
el presidente. Lo secundaron Mariano Moreno, Juan José Paso, Manuel Alberti,
Miguel Azcuénaga, Manuel Belgrano, Juan José Castelli, Juan Larrea y Domingo
Matheu. Todos juraron en nombre de Fernando VII, pero algunos creían que era
sólo cuestión de tiempo para que esto dejara de ser así. Años de guerra
deberían pasar antes de que el 9 de julio de 1816 se declarara la
independencia.
Recordamos
los acontecimientos del 25 de mayo con palabras del presidente del primer
gobierno patrio, Cornelio Saavedra, sobre aquellas jornadas.
Fuente:
Cornelio Saavedra, Memoria Autógrafa, en Biblioteca de Mayo, Tomo II,
págs. 1050-1051.
“Con las más
repetidas instancias, solicité al tiempo del recibimiento se me
excuse de aquel nuevo empleo, no sólo por falta de experiencia y de luces para
desempeñarlo, sino también porque habiendo dado tan públicamente la cara en la
revolución de aquellos días no quería se creyese había tenido particular
interés en adquirir empleos y honores por aquel medio. A pesar de mis
reclamos no se hizo lugar a mi separación. El mismo Cisneros fue uno
de los que me persuadieron aceptase el nombramiento por dar gusto al
pueblo. Tuve al fin que rendir mi obediencia y fui recibido de presidente
y vocal de la excelentísima Junta (…) Por política fue preciso cubrir a la
junta con el manto del señor Fernando VII a cuyo nombre se estableció y bajo de
él expedía sus providencias y mandatos”.
jueves, 7 de mayo de 2020
7 de mayo Día de la minería
El 7 de mayo de 1813, la Asamblea Constituyente sancionó la primera Ley de Fomento Minero, que había sido propuesta por la Junta de Gobierno. En conmemoración de esta fecha, un decreto del año 1945 estableció el Día de la Minería.
Aunque nuestro país no se destacó justamente por tener una gran actividad minera, en América este tipo de explotación es una de las principales actividades económicas en varios países, tales como Chile, Bolivia y Perú. De todos modos es necesario tener en cuenta que la República Argentina cuenta con reservas minerales comprobadas.
Desde el año 1887, cuando fue descubierto, el Yacimiento Carbonífero de Río Turbio fue uno de los emprendimientos mineros más importantes con que contó nuestro país durante muchos años.
Se considera que la minería es la industria elemental de la civilización humana y una de las actividades más antiguas teniendo en cuenta que desde la Edad de Piedra se extrajeron los materiales para la fabricación de herramientas de la corteza terrestre. Inclusive todos los elementos con que contamos en la actualidad requieren productos mineros ya que no podrían realizarse sin las herramientas y las máquinas que se fabrican a partir de los productos extraídos de las minas.
Más información en:
lunes, 4 de mayo de 2020
“1º DE MAYO: DÍA DE LA CONSTITUCIÓN NACIONAL”
El 1º de Mayo de 1853, la Constitución nacional fue aprobada. A través de un decreto se promulgó el 25 de mayo y finalmente fue jurada el 9 de julio de ese mismo año. La Constitución Nacional establece la forma de gobierno Representativa, Republicana y Federal de gobierno, la división de poderes, garantizando las libertades individuales y lo derechos civiles a todos los habitantes del país. Establece también la federalización de Buenos Aires y la nacionalización de los ingresos de la Aduana. Pero la Confederación no pudo imponerle a Buenos Aires estas medidas; y el país se dividió: Buenos Aires, con su ciudad puerto por un lado y la Confederación con capital en Paraná, provincia de Entre Ríos, por otro. Desde 1853 La Constitución Nacional sufrió cinco reformas, incorporándose nuevos derechos a los ya existentes. En 1949 se incorporaron al texto de la Constitución los derechos del trabajador, de la familia, de la ancianidad, de la educación y cultura. En 1957 se incorporaron los derechos del trabajador, de los gremios y la seguridad social. La última reforma de 1994 incorporó derechos denominados de “Tercera Generación” como por ejemplo derecho a gozar de un medio ambiente sano y equilibrado, así también se han incorporados derechos referidos a los consumidores y usuarios de bienes y servicios esto implica requerir información veraz sobre los productos que se consumen y/o del servicio que usan. También la reforma de 1994 incorporó diversos mecanismos judiciales para proteger los derechos individuales: el habeas data, el amparo, habeas corpus y el amparo colectivo. En su conjunto, la reforma no cambió los principales contenidos de la Constitución de 1853, aunque sí modificó parte de la estructura institucional e incorporó nuevos derechos, a partir del reconocimiento de jerarquía constitucional a los tratados internacionales sobre Derechos Humanos.
En el año 2001, la crisis de gobernabilidad y de legitimidad que atravesó el país puso en cuestión los principios esenciales que definen a la Constitución Nacional como ley Fundamental, y que organiza al Estado, poniendo al país al borde de la disolución misma. Sin embargo, la legitimidad de las instituciones asimilada a la legalidad que proviene de la Constitución, junto con la legitimidad del ejercicio del poder puestas en tensión, implicó una ardua tarea de relegitimación de la política y la validación de la Constitución Social como contrato social.
En el 2003, con motivo de conmemoración de la sanción de la constitución, el Congreso de la Nación sancionó la ley 25.863, que en su articulado dispone que el primero de mayo sea el “Día de la Constitución Nacional”.