El 25 de mayo de 1810: el primer gobierno patrio
Por
Felipe Pigna
Hacía
tiempo que el ritmo natural que durante siglos había caracterizado a las
colonias españolas de América se había alterado. Las guerras en Europa, las
mismas reformas borbónicas de la segunda mitad del siglo XVIII, la inquietud de
la aristocracia española americana y el descontento de muchos criollos, generaban
no pocas preocupaciones. El comercio con los ingleses y la circulación de ideas
liberales hacían que la sociedad de los estratos sociales definidos y duraderos
comenzara a resquebrajarse.
El
13 de mayo de 1810, los habitantes de Buenos Aires pudieron confirmar los
rumores que circulaban intensamente: la Junta Central de Sevilla, último
bastión de la Corona española en pie, había caído también a manos de los
ejércitos napoleónicos. Inmediatamente, el virrey Cisneros advirtió que se
crearía una nueva regencia americana en representación de Fernando VII y en
defensa de la Corona. Pero la Junta que lo había nombrado había desaparecido y
los patriotas porteños creyeron que era momento de convocar a un Cabildo
Abierto que discutiera los pasos a seguir.
El
19 y 20 de mayo, las reuniones fueron febriles. El 21 de mayo, una multitud,
encabezada por Domingo French y Antonio Luis Beruti, se reunió con las armas en
la mano para exigir el Cabildo Abierto y la renuncia del virrey. Llevaban el
retrato de Fernando VII y una cinta blanca, símbolo de la unidad
criollo-española. El Jefe del regimiento de Patricios, Cornelio Saavedra, logró
calmar los ánimos, pero la convocatoria para el día siguiente era un hecho.
El
22 de mayo, “la parte más sana y principal del vecindario” concurrió al
Cabildo. Como el día anterior, la plaza estaba llena, mientras transcurrían las
acaloradas discusiones, que se extendieron durante 15 horas. Se discutía qué
hacer tras haber caído Sevilla en manos de los franceses. Los más conspicuos defensores
del statu quo, entre quienes se encontraban el obispo Benito de Lué y
Riega y el fiscal Manuel Genaro Villota, sostenían que los americanos
debían obediencia a los españoles. Pero los criollos, en boca de Juan José
Castelli y Juan José Paso, exigían la conformación de juntas autóctonas, porque
consideraban que, desparecido el virrey, el poder había regresado al pueblo.
Se
votó en la noche del 22 y el 23 por la mañana se realizó el conteo de votos.
Triunfó ampliamente la opción de deponer al virrey y delegar el poder en el
Cabildo. Sin embargo, ese
mismo día el Cabildo daría su golpe contrarrevolucionario nombrando una junta
presidida por al virrey depuesto, algo que concretaría el 24 por la mañana y
que resultaría inadmisible para los partidarios del cambio.
La junta propuesta por el Cabildo se componía, además de Cisneros, por una vocalía integrada por Cornelio Saavedra y Juan José Castelli (criollos) y el párroco de Monserrat, Juan Nepomuceno Solá, y el comerciante José de los Santos Inchaurregui (españoles). De inmediato, desde los suburbios porteños cundió el descontento general. Castelli y Saavedra, que no habían sido siquiera consultados, renunciaron a integrar la junta, y patricios y Arribeños tomaron las armas. Recomenzaron así las discusiones de los patriotas.
El
25 de mayo, las protestas eran ya incontenibles. La misma multitud de días
atrás ocupaba nuevamente la plaza. El movimiento patriota se había
instalado cerca del Cabildo, el cual reunido desde temprano había rechazado la
renuncia de la Junta. Ni los jefes militares estaban ya del lado del virrey.
Los cabildantes debieron finalmente solicitar la renuncia de Cisneros y aceptar
la propuesta de nombrar una nueva junta. Así, nacía el primer gobierno patrio.
Saavedra fue
el presidente. Lo secundaron Mariano Moreno, Juan José Paso, Manuel Alberti,
Miguel Azcuénaga, Manuel Belgrano, Juan José Castelli, Juan Larrea y Domingo
Matheu. Todos juraron en nombre de Fernando VII, pero algunos creían que era
sólo cuestión de tiempo para que esto dejara de ser así. Años de guerra
deberían pasar antes de que el 9 de julio de 1816 se declarara la
independencia.
Recordamos
los acontecimientos del 25 de mayo con palabras del presidente del primer
gobierno patrio, Cornelio Saavedra, sobre aquellas jornadas.
Fuente:
Cornelio Saavedra, Memoria Autógrafa, en Biblioteca de Mayo, Tomo II,
págs. 1050-1051.
“Con las más
repetidas instancias, solicité al tiempo del recibimiento se me
excuse de aquel nuevo empleo, no sólo por falta de experiencia y de luces para
desempeñarlo, sino también porque habiendo dado tan públicamente la cara en la
revolución de aquellos días no quería se creyese había tenido particular
interés en adquirir empleos y honores por aquel medio. A pesar de mis
reclamos no se hizo lugar a mi separación. El mismo Cisneros fue uno
de los que me persuadieron aceptase el nombramiento por dar gusto al
pueblo. Tuve al fin que rendir mi obediencia y fui recibido de presidente
y vocal de la excelentísima Junta (…) Por política fue preciso cubrir a la
junta con el manto del señor Fernando VII a cuyo nombre se estableció y bajo de
él expedía sus providencias y mandatos”.
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