viernes, 14 de agosto de 2020

Día internacional de los pueblos indígenas


Los pueblos indígenas han heredado y practican culturas y formas únicas de relacionarse con la gente y el medio ambiente. Retienen, además, rasgos sociales, culturales, económicos y políticos que son distintos de los predominantes en las sociedades en las que viven. Pese a sus diferencias culturales, los pueblos indígenas de todo el mundo comparten problemas comunes a la hora de proteger sus derechos como pueblos diferentes.
Las poblaciones autóctonas han buscado durante años el reconocimiento de sus identidades, su forma de vida y el derecho sobre sus territorios tradicionales y recursos naturales. Pese a ello, a lo largo de la historia, sus derechos han sido siempre violados. En la actualidad, se encuentran sin duda entre las poblaciones más vulnerables y perjudicadas del mundo. La comunidad internacional reconoce ahora que se necesitan medidas especiales para proteger sus derechos y mantener sus culturas y formas de vida.
Para dar a conocer las necesidades de estos grupos de población, cada 9 de agosto se conmemora el Día Internacional de los Pueblos Indígenas en reconocimiento a la primera reunión de trabajo de las Naciones Unidas sobre la población indígena que tuvo lugar en Ginebra en 1982.

miércoles, 8 de julio de 2020

Día de la Independencia


Contexto histórico de la declaración de la Independencia argentina

En 1816, convergieron dos hechos fundamentales para la historia nacional: la declaración de la Independencia y la organización final del plan continental del general José de San Martín, que sería el garante de esa independencia y la llevaría más allá de las Provincias Unidas.
El contexto internacional en el que esto ocurría era complejo: España se había liberado de los franceses y el rey Fernando VII había vuelto al trono y se predisponía a recuperar los territorios americanos que estaban en manos de los revolucionarios. El ejército realista había comenzado a avanzar por toda la región derrotando a una parte de los movimientos independentistas americanos.
Ante esa situación, las Provincias Unidas se juntaron para decidir qué hacer frente al peligro realista. El Congreso General Constituyente de las Provincias Unidas en Sudamérica se reunió en San Miguel de Tucumán para limar asperezas entre Buenos Aires y las provincias, pues sus relaciones estaban deterioradas.

Cada provincia eligió un diputado cada 15.000 habitantes. Las sesiones del Congreso se iniciaron el 24 de marzo de 1816 con la presencia de 33 diputados de los 34 elegidos.
Finalmente, y después de arduas discusiones, el 9 de julio de 1816 los representantes firmaron la declaración de la Independencia de las Provincias Unidas en Sudamérica y la afirmación de la voluntad de “investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli” y “de toda otra dominación extranjera”. De este modo, después del proceso político iniciado con la Revolución de Mayo de 1810, se asumió por primera vez una manifiesta voluntad de emancipación.
La Casa Histórica de la Independencia
La casa histórica de Tucumán se construyó en 1760. Pertenecía a una importante familia local, la de Francisca Bazán, esposa de Miguel Laguna. Era una casa con varias habitaciones, patios que las conectaban y su único ornamento eran unas columnas salomónicas ubicadas a los costados de la puerta principal.
Después de ser sede del Congreso donde se declaró la Independencia, fue alquilada para la imprenta del ejército, el servicio de Telégrafo y el Juzgado Federal. En 1869, el fotógrafo Ángel Paganelli, que visitaba la ciudad de San Miguel de Tucumán, registró el deterioro del edificio a solicitud de un grupo de vecinos para llamar la atención de las autoridades en pos de la conservación.
En 1904, el gobierno la restauró pero debido a su pésimo estado tuvo que demoler gran parte de la vieja casa. La única parte que fue salvada fue el Salón de la Jura de la Independencia. La reconstrucción intentó ajustarse al máximo en cada detalle del edificio original utilizando, incluso, los mismos tipos de ladrillos, tejas y baldosas.
En 1941 fue declarada monumento histórico. Actualmente funciona como museo y es centro tradicional de los festejos por la Declaración de la Independencia.
Allí cada día 9, el Liceo Militar “General Aráoz de Lamadrid” realiza el relevo de guardia en el Museo de la Casa Histórica de la Independencia.
Con la intención de resaltar las tradiciones de nuestro pasado, los soldados del Liceo Militar, con el uniforme del Regimiento de Infantería de Montaña 10 y acompañados por la Banda Militar “Sargento Primero Pedro Bustamante” del Instituto, realizan esta ceremonia.

De esta forma, el Ejército Argentino junto al pueblo tucumano recuerdan el pasado y mantienen la honesta tarea de custodiar la histórica vivienda donde se juró y se proclamó nuestra Independencia aquel 9 de julio de 1816.
La Proclama de la Independencia
Mientras preparaba en Cuyo al Ejército que cruzaría Los Andes, San Martín se mostraba impaciente para que el Congreso reunido en Tucumán proclamara la Independencia. En una de las cartas que mantiene con uno de los congresales, el representante de Cuyo, Tomás Godoy Cruz, escribía: "¿Hasta cuándo esperamos para declarar la Independencia? ¿No le parece a usted una cosa bien ridícula acuñar moneda, tener el pabellón y cucarda nacional, y por último hacer la guerra al soberano de quien en el día se cree dependemos?". Y concluía: "Veamos claro, mi amigo, si no se hace, el Congreso es nulo en todas sus partes, porque reasumiendo este la Soberanía, es una usurpación que se hace al que se cree verdadero, es decir a Fernandito".
El contexto era sumamente complejo, los realistas habían recuperado amplios territorios en América, entre ellos, Chile y buena parte del Alto Perú, lo que constituía toda una amenaza para las Provincias Unidas. En Europa, se asistía a la restauración de las monarquías; en la Banda Oriental, podía constatarse el avance portugués; y en el plano interno, las relaciones entre el gobierno central y el litoral estaban quebradas. Asimismo, las relaciones entre Buenos Aires y provincias que participaban del Congreso no estaban exentas de tensiones.
Finalmente, el acta de la Independencia se firmó el 9 de julio de 1816, donde prevaleció una postura que representaba el mandato de la mayoría de las provincias: investir a las Provincias Unidas del "alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli". Quedaba expresamente rechazada toda fórmula intermedia que habilitara algún tipo de protectorado. Se trató, pues, de una manifestación clara, acorde con el pedido de San Martín, de declarar la Independencia absoluta de las Provincias Unidas respecto a la corona española y "de toda otra dominación extranjera", según la fórmula agregada a la proclama días después en las siguientes sesiones del Congreso.
La proclama se publicó en español. También en quechua y aymará con el fin de incorporar al proceso a los pueblos originarios.
Los Diputados
Los 29 diputados del Congreso de Tucumán que suscribieron el acta de Independencia declarada por el Congreso de las Provincias Unidas en Sud América fueron:
• Presidente: Francisco Narciso de Laprida, diputado por San Juan.
• Vicepresidente: Mariano Boedo, diputado por Salta.
• Secretarios: José Mariano Serrano, diputado por Charcas y Juan José Paso, diputado por Buenos Aires
• Diputados:
- Por Buenos Aires: Dr. Antonio Sáenz, Dr. José Darragueira, Fray Cayetano José Rodríguez, Dr. Pedro Medrano, Dr. Esteban Agustín Gascón y Dr. Tomás Manuel de Anchorena.
- Por Catamarca: Dr. Manuel Antonio Acevedo y Dr. José Eusebio Colombres.
- Por Córdoba: Eduardo Pérez Bulnes, José Antonio Cabrera y Lic. Jerónimo Salguero de Cabrera y Cabrera.
- Por Jujuy: Dr. Teodoro Sánchez de Bustamante.
- Por La Rioja: Dr. Pedro Ignacio de Castro Barros.
- Por Mendoza: Tomás Godoy Cruz y Dr. Juan Agustín Maza.
- Por Salta: Dr. José Ignacio de Gorriti.
- Por San Juan: Fray Justo Santa María de Oro.
- Por Santiago del Estero: Pedro Francisco de Uriarte y Pedro León Gallo.
- Por Tucumán: Dr. Pedro Miguel Aráoz y Dr. José Ignacio Thames.
- Por Mizque: Pedro Ignacio Rivera.
- Por Charcas: Dr. Mariano Sánchez de Loria y Dr. José Severo Malabia.
- Por Chichas (incluyendo a Tarija): Dr. José Andrés Pacheco de Melo

En esa sesión no estuvieron presentes cinco diputados: el coronel José Moldes (Salta), que se encontraba detenido; el coronel Juan José Feliciano Fernández Campero (Chichas), que estaba al mando de tropas en el frente de combate; el presbítero Miguel Calixto del Corro (Córdoba), que estaba realizando una misión diplomática ante José Artigas; el médico Pedro Buenaventura Carrasco (Cochabamba), que estaba en servicio en el Ejército del Norte y el diputado Juan Martín de Pueyrredón (San Luis), que había viajado a Buenos Aires para asumir el cargo de Director Supremo.


lunes, 22 de junio de 2020

Día de la Bandera. ¿Por qué?



El 20 de junio es el Día de la Bandera argentina y en todo el país es una de las fechas más importantes del calendario nacional.
Este es símbolo patrio que acompaña a los connacionales en cada rincón del mundo, en cada evento deportivo, en cada logro de la ciencia argentina. Y por eso con tanto entusiasmo se celebra en junio el Día de la Bandera.
Pero en realidad la fecha elegida para conmemorar el Día de la Bandera tiene poco que ver con la creación de este símbolo patrio y con su verdadera historia.
El 20 de junio es en realidad la fecha del paso a la inmortalidad de su creador, el General Manuel Belgrano, en 1820.
En su honor, en el calendario oficial de la Argentina figura esa fecha como Día de la Bandera y como feriado nacional inamovible, que este año además caerá en sábado.
Pero no se debe confundir esta fecha con el día que se creó la bandera argentina sino que es importante conocer la historia real de este símbolo cargado de significado.
¿Qué día se creó la bandera y cuál es su historia real?
Lo cierto es que los colores celeste y blanco identificaron a los símbolos patrios de la Argentina desde mucho antes de que se creara la bandera nacional.
Durante los preparativos para prevenir la segunda invasión inglesa, el Regimiento de Patricios de Buenos Aires usó un penacho blanco y azul celeste. Pronto, la causa de la independencia del Virreinato del Río de la Plata se identificó con esos colores y las mujeres que la apoyaban comenzaron a llevarlos en rebozos con los colores del pompón de los Patricios.
Así fue que en los hechos de la Semana de Mayo de 1810 que llevaron a la declaración de la independencia de España, los criollos reunidos en el Cabildo y en las casas cercanas a lo que entonces era la Plaza Mayor (hoy Plaza de Mayo), llevaban cintas celestes y blancas en sus sombreros o sus ojales, incluyendo a Domingo French y Antonio Luis Beruti. 
Pero pasaron muchos años para que esos colores se identificaran con una bandera. Eso llegó de la mano del entonces General Manuel Belgrano.
Fue por primera vez en el año 1812 que oficialmente el Primer Triunvirato dispuso la utilización de una escarapela nacional de dos colores: blanco y azul celeste, conforme al diseño propuesto por Belgrano, quien la hizo lucir a sus tropas.
El documento declaraba: "En acuerdo de hoy, se ha resuelto que desde esta fecha en adelante, se reconozca y use la Escarapela Nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata, declarándose por tal la de dos colores: blanco y azul celeste; y quedando abolida la roja con que antiguamente se distinguían. Se comunica, a V. S. para los efectos consiguientes a esta resolución". Dios guarde a V. S: muchos años. Buenos Aires, febrero 18 de 1812. Firman: Feliciano Antonio Chiclana, Manuel de Sarratea, Juan José Paso, Bernardino Rivadavia (Secretario).
Y finalmente, el 27 de febrero de 1812, para las tropas Belgrano mandó a crear una bandera con los mismos colores de la escarapela, y reuniendo a sus tropas en Rosario, a orillas del río Paraná y les ordenó a sus oficiales y soldados que le juraran fidelidad. Fue el primer día que se izó una bandera argentina, según quedó documentado en la historia, por más que no se celebre todos los años en esa fecha el Día de la Bandera.
No obstante, en ese momento el símbolo patrio no tenía la forma que vemos hoy cada Día de la Bandera. En lugar de tres franjas tenía solo dos, una blanca superior y otra celeste en la parte inferior.
Según cuenta la historia, esa versión del símbolo fue confeccionada por una vecina de la ciudad de Paraná, María Catalina Echevarría de Vidal, aunque hoy no se la recuerde cuando se conmemora el Día de la Bandera.

Bicentenario de Belgrano



Biografía de Manuel Belgrano


Autor: Felipe Pigna
En estos días de tanta discusión y poco debate se hace necesario recurrir a aquellos que pensaron el país antes que nosotros. Recurrir al pensamiento de uno de nuestros padres fundadores, el primero que pensó económicamente estas tierras, a las que soñó distintas, prósperas y justas.
Se llamaba Manuel Belgrano y había nacido en Buenos Aires el 3 de junio de 1770. Estudió en el Colegio de San Carlos y luego en España, en las Universidades de Valladolid y Salamanca. Llegó a Europa en plena  Revolución Francesa y vivió intensamente el clima de ideas de la época.
Así pudo tomar contacto con las ideas de Rousseau, Voltaire, Adam Smith y al fisiócrata Quesnay.
Se interesó particularmente por la fisiocracia, que ponía el acento en la tierra como fuente de riqueza y por el liberalismo de Adam Smith, que había escrito allá por 1776 que “La riqueza de las Naciones” estaba fundamentalmente en el trabajo de sus habitantes, en la capacidad de transformar las materias primas en manufacturas. Belgrano pensó que ambas teorías eran complementarias en una tierra con tanta riqueza natural por explotar.
En 1794 regresó a Buenos Aires con el título de abogado y con el nombramiento  de Primer Secretario del Consulado, otorgado por el rey Carlos IV. El consulado era un organismo colonial dedicado a fomentar y controlar las actividades económicas. Desde ese puesto, Belgrano se propuso poner en práctica sus ideas. Había tomado clara conciencia de la importancia de fomentar la educación y capacitar a la gente para aprendiera oficios y pudiera aplicarlos en beneficio del país. Creó escuelas de dibujo técnico, de matemáticas y de náutica.
Las ideas innovadoras de Belgrano quedarán reflejadas en sus informes anuales del Consulado en los que tratará por todos los medios de fomentar la industria y modificar el modelo de producción vigente.
Desconfiaba de la riqueza fácil que prometía la ganadería porque daba trabajo a muy poca gente, no desarrolla a la inventiva, desalentaba el crecimiento de la población y concentraba la riqueza en pocas manos. Su obsesión era el fomento de la agricultura y la industria.
Daba consejos de utilidad práctica para el mejor rendimiento de la tierra recomendando que no se dejara la tierra en barbecho, pues “el verdadero descanso de ella es la mutación de producción”... Aconsejaba el sistema que se usaba en aquel tiempo en Alemania, que hacía de los curas párrocos verdaderos guías de los agricultores, realizando éstos, gracias a sus conocimientos, experimentos de verdadera utilidad, enseñándoles las prácticas más adelantadas.
Belgrano, el más católico de todos nuestros próceres, entendía que estas eran funciones esenciales de los curas que encuadraban dentro de su ministerio, “pues el mejor medio de socorrer la mendicidad y miseria es prevenirla y atenderla en su origen”.
El secretario del Consulado proponía proteger las artesanías e industrias locales subvencionándolas «un fondo con destino al labrador ya al tiempo de las siembras como al de la recolección de frutos». Porque «La importación de mercancías que impiden el consumo de las del país o que perjudican al progreso de sus manufacturas, lleva tras sí necesariamente la ruina de una nación».
Esta era, a su entender la única manera de evitar “ los grandes monopolios que se ejecutan en esta capital, por aquellos hombres que, desprendidos de todo amor hacia sus semejantes, sólo aspiran a su interés particular, o nada les importa el que la clase más útil al Estado, o como dicen los economistas, la clase productiva de la sociedad, viva en la miseria y desnudez que es consiguiente a estos procedimientos tan repugnantes a la naturaleza, y que la misma religión y las leyes detestan».
En Memoria al Consulado 1802 presentó todo un alegato industrialista: “Todas las naciones cultas se esmeran en que sus materias primas no salgan de sus estados a manufacturarse, y todo su empeño en conseguir, no sólo darles nueva forma, sino aun atraer las del extranjero para ejecutar lo mismo. Y después venderlas.”
En unos de sus últimos artículos en el Correo de Comercio, resaltaba la necesidad imperiosa de formar un sólido mercado interno, condición necesaria para una equitativa distribución de la riqueza: “El amor a la patria y nuestras obligaciones exigen de nosotros que dirijamos nuestros cuidados y erogaciones a los objetos importantes de la agricultura e industria por medio del comercio interno para enriquecerse, enriqueciendo a la patria porque mal puede ésta salir del estado de miseria si no se da valor a los objetos de cambio y por consiguiente, lejos de hablar de utilidades, no sólo ven sus capitales perdidos, sino aun el jornal que les corresponde. Sólo el comercio interno es capaz de proporcionar ese valor a los predichos objetos, aumentando los capitales y con ellos el fondo de la Nación, porque buscando y facilitando los medios de darles consumo, los mantiene en un precio ventajoso, así para el creador como para el consumidor, de que resulta el aumento de los trabajos útiles, en seguida la abundancia, la comodidad y la población como una consecuencia forzosa.”
Belgrano fue el primero por estos lares en proponer a fines del siglo XVIII una verdadera Reforma Agraria basada en la expropiación de las tierras baldías para entregarlas a los desposeídos: “es de necesidad poner los medios para que puedan entrar al orden de sociedad los que ahora casi se avergüenzan de presentarse a sus conciudadanos por su desnudez y miseria, y esto lo hemos de conseguir si se le dan propiedades ( …) que se podría obligar a la venta de los terrenos, que no se cultivan, al menos en una mitad, si en un tiempo dado no se hacían las plantaciones por los propietarios; y mucho más se les debería obligar a los que tienen sus tierras enteramente desocupadas, y están colinderas con nuestras poblaciones de campaña, cuyos habitadores están rodeados de grandes propietarios y no tienen  ni en común ni en particular ninguna de las gracias que les concede la ley, motivo porque no adelantan …».
Se trata como puede leerse de un pensamiento sabio, muy avanzado para la época, de una actualidad que asombra y admira, la de aquel hombre que se nos fue un 20 de junio de 1820 en medio de la indiferencia general, mientras en plena guerra civil Buenos Aires tenía tres gobernadores en un mismo día, aquel genial Manuel Belgrano que alcanzó a decir “Yo espero que los buenos ciudadanos de esta tierra trabajarán para remediar sus desgracias.»


viernes, 22 de mayo de 2020

25 de mayo. Revolución de Mayo

El 25 de mayo de 1810: el primer gobierno patrio

Por Felipe Pigna


Hacía tiempo que el ritmo natural que durante siglos había caracterizado a las colonias españolas de América se había alterado. Las guerras en Europa, las mismas reformas borbónicas de la segunda mitad del siglo XVIII, la inquietud de la aristocracia española americana y el descontento de muchos criollos, generaban no pocas preocupaciones. El comercio con los ingleses y la circulación de ideas liberales hacían que la sociedad de los estratos sociales definidos y duraderos comenzara a resquebrajarse.

El 13 de mayo de 1810, los habitantes de Buenos Aires pudieron confirmar los rumores que circulaban intensamente: la Junta Central de Sevilla, último bastión de la Corona española en pie, había caído también a manos de los ejércitos napoleónicos. Inmediatamente, el virrey Cisneros advirtió que se crearía una nueva regencia americana en representación de Fernando VII y en defensa de la Corona. Pero la Junta que lo había nombrado había desaparecido y los patriotas porteños creyeron que era momento de convocar a un Cabildo Abierto que discutiera los pasos a seguir.

El 19 y 20 de mayo, las reuniones fueron febriles. El 21 de mayo, una multitud, encabezada por Domingo French y Antonio Luis Beruti, se reunió con las armas en la mano para exigir el Cabildo Abierto y la renuncia del virrey. Llevaban el retrato de Fernando VII y una cinta blanca, símbolo de la unidad criollo-española. El Jefe del regimiento de Patricios, Cornelio Saavedra, logró calmar los ánimos, pero la convocatoria para el día siguiente era un hecho.

El 22 de mayo, “la parte más sana y principal del vecindario” concurrió al Cabildo. Como el día anterior, la plaza estaba llena, mientras transcurrían las acaloradas discusiones, que se extendieron durante 15 horas. Se discutía qué hacer tras haber caído Sevilla en manos de los franceses. Los más conspicuos defensores del statu quo, entre quienes se encontraban el obispo Benito de Lué y Riega y el fiscal Manuel Genaro Villota, sostenían que los americanos debían obediencia a los españoles. Pero los criollos, en boca de Juan José Castelli y Juan José Paso, exigían la conformación de juntas autóctonas, porque consideraban que, desparecido el virrey, el poder había regresado al pueblo.

Se votó en la noche del 22 y el 23 por la mañana se realizó el conteo de votos. Triunfó ampliamente la opción de deponer al virrey y delegar el poder en el Cabildo. Sin embargo, ese mismo día el Cabildo daría su golpe contrarrevolucionario nombrando una junta presidida por al virrey depuesto, algo que concretaría el 24 por la mañana y que resultaría inadmisible para los partidarios del cambio.

La junta propuesta por el Cabildo se componía, además de Cisneros, por una vocalía integrada por Cornelio Saavedra y Juan José Castelli (criollos) y el párroco de Monserrat, Juan Nepomuceno Solá, y el comerciante José de los Santos Inchaurregui (españoles). De inmediato, desde los suburbios porteños cundió el descontento general. Castelli y Saavedra, que no habían sido siquiera consultados, renunciaron a integrar la junta, y patricios y Arribeños tomaron las armas. Recomenzaron así las discusiones de los patriotas.

El 25 de mayo, las protestas eran ya incontenibles. La misma multitud de días atrás ocupaba nuevamente la plaza.  El movimiento patriota se había instalado cerca del Cabildo, el cual reunido desde temprano había rechazado la renuncia de la Junta. Ni los jefes militares estaban ya del lado del virrey. Los cabildantes debieron finalmente solicitar la renuncia de Cisneros y aceptar la propuesta de nombrar una nueva junta. Así, nacía el primer gobierno patrio.

Saavedra fue el presidente. Lo secundaron Mariano Moreno, Juan José Paso, Manuel Alberti, Miguel Azcuénaga, Manuel Belgrano, Juan José Castelli, Juan Larrea y Domingo Matheu. Todos juraron en nombre de Fernando VII, pero algunos creían que era sólo cuestión de tiempo para que esto dejara de ser así. Años de guerra deberían pasar antes de que el 9 de julio de 1816 se declarara la independencia.

Recordamos los acontecimientos del 25 de mayo con palabras del presidente del primer gobierno patrio, Cornelio Saavedra, sobre aquellas jornadas.

Fuente: Cornelio Saavedra, Memoria Autógrafa, en Biblioteca de Mayo, Tomo II, págs. 1050-1051.

“Con las más repetidas instancias, solicité al tiempo del recibimiento se me excuse de aquel nuevo empleo, no sólo por falta de experiencia y de luces para desempeñarlo, sino también porque habiendo dado tan públicamente la cara en la revolución de aquellos días no quería se creyese había tenido particular interés en adquirir empleos y honores por aquel medio. A pesar de mis reclamos no se hizo lugar a mi separación. El mismo Cisneros fue uno de los que me persuadieron aceptase el nombramiento por dar gusto al pueblo. Tuve al fin que rendir mi obediencia y fui recibido de presidente y vocal de la excelentísima Junta (…) Por política fue preciso cubrir a la junta con el manto del señor Fernando VII a cuyo nombre se estableció y bajo de él expedía sus providencias y mandatos”.


jueves, 7 de mayo de 2020

7 de mayo Día de la minería




El 7 de mayo de 1813, la Asamblea Constituyente sancionó la primera Ley de Fomento Minero, que había sido propuesta por la Junta de Gobierno. En conmemoración de esta fecha, un decreto del año 1945 estableció el Día de la Minería.

Aunque nuestro país no se destacó justamente por tener una gran actividad minera, en América este tipo de explotación es una de las principales actividades económicas en varios países, tales como Chile, Bolivia y Perú. De todos modos es necesario tener en cuenta que la República Argentina cuenta con reservas minerales comprobadas.
Desde el año 1887, cuando fue descubierto, el Yacimiento Carbonífero de Río Turbio fue uno de los emprendimientos mineros más importantes con que contó nuestro país durante muchos años.
Se considera que la minería es la industria elemental de la civilización humana y una de las actividades más antiguas teniendo en cuenta que desde la Edad de Piedra se extrajeron los materiales para la fabricación de herramientas de la corteza terrestre. Inclusive todos los elementos con que contamos en la actualidad requieren productos mineros ya que no podrían realizarse sin las herramientas y las máquinas que se fabrican a partir de los productos extraídos de las minas.

Más información en:

lunes, 4 de mayo de 2020

“1º DE MAYO: DÍA DE LA CONSTITUCIÓN NACIONAL”






“ Entre 1820 y 1852, el espacio geográfico-social y político argentino se fragmentó como medio para mantener la posibilidad de reunificación. Al promediar el siglo, los sectores política y económicamente dominantes en Buenos Aires resistieron los reclamos de una alianza de sectores dominantes del litoral fluvial y del interior […] otra vez las provincias Unidas se fragmentaron en dos organizaciones políticas formalmente separadas: el Estado de Buenos Aires y la Confederación Argentina…[…]” Ansaldi y Giordano.
Corría el mes de Septiembre de 1852, en la ciudad de Santa Fe comenzaban los preparativos para dejar finalmente inaugurada la Asamblea Constituyente el 20 de Noviembre, y en Buenos Aires estallaba una sublevación cívico-militar. Los convencionales estarán en la ciudad capital cinco meses para la votación y aprobación del texto constitucional. Así el 1º de Mayo de 1853 los congresales aprobarán la Constitución sin la participación de Buenos Aires; proclamando a Justo José de Urquiza presidente de la Confederación Argentina. Sin lugar a dudas, la ausencia de Buenos Aires en este proceso debe leerse a la luz de los intereses económicos; y políticos que se tensionaban en este contexto: los ingresos aduaneros, la libre navegación de los ríos, la decisión sobre qué provincia convocaría finalmente a la unidad nacional, y la definición del lugar que sería la capital de la Nación; constituirán el núcleo de las disputas. También la cuestión religiosa generará conflicto hacia dentro de la convención: si bien se impone el principio liberal, en tanto no hay religión de Estado, el presidente de la Nación deberá ser católico, y el Estado sostiene el culto católico apostólico y romano.

El 1º de Mayo de 1853, la Constitución nacional fue aprobada. A través de un decreto se promulgó el 25 de mayo y finalmente fue jurada el 9 de julio de ese mismo año. La Constitución Nacional establece la forma de gobierno Representativa, Republicana y Federal de gobierno, la división de poderes, garantizando las libertades individuales y lo derechos civiles a todos los habitantes del país. Establece también la federalización de Buenos Aires y la nacionalización de los ingresos de la Aduana. Pero la Confederación no pudo imponerle a Buenos Aires estas medidas; y el país se dividió: Buenos Aires, con su ciudad puerto por un lado y la Confederación con capital en Paraná, provincia de Entre Ríos, por otro. Desde 1853 La Constitución Nacional sufrió cinco reformas, incorporándose nuevos derechos a los ya existentes. En 1949 se incorporaron al texto de la Constitución los derechos del trabajador, de la familia, de la ancianidad, de la educación y cultura. En 1957 se incorporaron los derechos del trabajador, de los gremios y la seguridad social. La última reforma de 1994 incorporó derechos denominados de “Tercera Generación” como por ejemplo derecho a gozar de un medio ambiente sano y equilibrado, así también se han incorporados derechos referidos a los consumidores y usuarios de bienes y servicios esto implica requerir información veraz sobre los productos que se consumen y/o del servicio que usan. También la reforma de 1994 incorporó diversos mecanismos judiciales para proteger los derechos individuales: el habeas data, el amparo, habeas corpus y el amparo colectivo. En su conjunto, la reforma no cambió los principales contenidos de la Constitución de 1853, aunque sí modificó parte de la estructura institucional e incorporó nuevos derechos, a partir del reconocimiento de jerarquía constitucional a los tratados internacionales sobre Derechos Humanos.
En el año 2001, la crisis de gobernabilidad y de legitimidad que atravesó el país puso en cuestión los principios esenciales que definen a la Constitución Nacional como ley Fundamental, y que organiza al Estado, poniendo al país al borde de la disolución misma. Sin embargo, la legitimidad de las instituciones asimilada a la legalidad que proviene de la Constitución, junto con la legitimidad del ejercicio del poder puestas en tensión, implicó una ardua tarea de relegitimación de la política y la validación de la Constitución Social como contrato social.
En el 2003, con motivo de conmemoración de la sanción de la constitución, el Congreso de la Nación sancionó la ley 25.863, que en su articulado dispone que el primero de mayo sea el “Día de la Constitución Nacional”.

Origen del 1 de mayo



¿Por qué el día de los trabajadores se celebra en esta fecha? ¿Qué conmemora?
El Día Internacional de los Trabajadores o Primero de Mayo es la fiesta del movimiento obrero mundial pero muchos desconocen por qué se celebra cada día 1 del mes mayo.
Es una jornada de homenaje a los Mártires de Chicago, sindicalistas anarquistas que fueron ejecutados en Estados Unidos por participar en las jornadas de lucha por la consecución de la jornada laboral de 8 horas, que tuvieron su origen en la huelga iniciada el 1 de mayo de 1886 y su punto álgido 3 días más tarde, el 4 de mayo, en la Revuelta de Haymarket. A partir de entonces se convirtió en una jornada reivindicativa de los derechos de los trabajadores en sentido general que es celebrada en mayor o menor medida en todo el mundo. Algunos países se niegan a dar este reconocimiento a la lucha obrera. Por ejemplo en EEUU y Canadá no se celebra.
El germen que dio lugar a esta fecha está contextualizado en los albores de la Revolución Industrial en los EEUU. A fines del siglo XIX, Chicago era la segunda ciudad en número de habitantes del país y miles de trabajadores en paro llegaban cada año por ferrocarril, creando las primeras villas humildes que albergaban a cientos de miles de trabajadores. Una de las reivindicaciones básicas de los trabajadores era la jornada de ocho horas. Uno de los objetivos prioritarios era hacer valer la máxima de: "Ocho horas de trabajo, ocho horas de ocio y ocho horas de descanso".

Los mártires de 1886
El 1 de mayo de 1886, 200.000 trabajadores iniciaron una huelga mientras que otros 200.000 obtenían esa conquista con la simple amenaza de paro. En Chicago, las movilizaciones siguieron los días 2 y 3 de mayo. La única fábrica que trabajaba era la de maquinaria agrícola McCormic, en huelga desde el 16 de febrero, y donde la producción se mantenía a base de esquiroles.
El día 2 de mayo, la policía había disuelto violentamente una manifestación de más de 50.000 personas y el día 3 se celebraba una concentración en frente de sus puertas; cuando estaba en la tribuna el anarquista August Spies, sonó la sirena de salida de un turno de rompehuelgas. Los concentrados se lanzaron sobre los scabs (amarillos) comenzando una pelea campal. Una compañía de policías, sin aviso alguno, procedió a disparar a quemarropa sobre la gente produciendo 6 muertos y varias decenas de heridos. 
La proclama terminaba convocando un acto de protesta para el día siguiente, el día 4, a las 16:00 horas, en la plaza Haymarket. Se consiguió un permiso del alcalde para hacer un acto a las 19.30 en el parque Haymarket. Los hechos que allí sucedieron son conocidos como la revuelta de Haymarket. Se declaró el estado de sitio y el toque de queda deteniendo a centenares de trabajadores que fueron golpeados y torturados, acusados del asesinato del policía. Los sucesos de Chicago además costaron la vida de muchos trabajadores y dirigentes sindicales; no existe un número exacto, pero fueron miles los despedidos, detenidos, procesados, heridos de bala o torturados. La mayoría eran inmigrantes europeos: italianos, españoles, alemanes, irlandeses, rusos, polacos y de otros países eslavos.

Los logros de los mártires
A finales de mayo de 1886 varios sectores patronales accedieron a otorgar la jornada de 8 horas a varios centenares de miles de obreros. El propio Federico Engels, compañero de Karl Marx, recogía este hecho en el prefacio de la edición alemana de 1890 de 'El manifiesto comunista'.

En la actualidad, muchos países rememoran el Primero de Mayo como el origen del movimiento obrero moderno. Hay algunos que no lo hacen, siendo en general países de colonización británica, como los Estados Unidos de América y Canadá, que celebran el Labor Day (Día del Trabajo) el primer lunes de septiembre; Nueva Zelanda, el cuarto lunes de octubre. En Australia, cada estado federal decide la fecha de celebración: el primer lunes de octubre en el Territorio de la Capital Australiana, Nueva Gales del Sur y Australia Meridional; el segundo lunes de marzo, en Victoria y Tasmania; el primer lunes de marzo, en Australia Occidental; y el primero de mayo en Queensland y el Territorio del Norte. Debido a que la festividad tiene un carácter oficial en muchos países, actualmente parte de la población continúa participando en las celebraciones y sus reivindicaciones, mientras que otra parte toma el día de descanso para actividades de ocio...

miércoles, 29 de abril de 2020

29 de abril, día del animal



Todos los años el 29 de abril se festeja, en Argentina, el «Día del Animal». Sin embargo, pocos saben por qué es este día el elegido para celebrarlo.
El Día del Animal comenzó a celebrarse, al menos en nuestro país, en 1908. En aquel entonces, por inspiración de Clemente Onelli, entonces director del Jardín Zoológico, y del doctor Ignacio Lucas Albarracín, Presidente de la Sociedad Protectora de Animales, se festejaba cada 2 de abril, según informa el Ministerio Educación en sus efemérides.
Albarración propulsó la Ley Nacional de Protección de los Animales.
El doctor Albarracín, además de ser uno de los fundadores de la Sociedad Argentina Protectora de Animales, es el que propuso y propulsó la Ley Nacional de Protección de Animales (N° 2786) en la que quedaba establecido, por primera vez en la historia argentina, la obligatoriedad de brindar protección a los animales, de manera de impedir su maltrato y su caza.
El 29 de abril de 1926, Albarracín falleció, a los 75, de un paro cardíaco. Es por eso que, en su homenaje, el Día del Animal comenzó a celebrarse con la fecha que actualmente conocemos.

jueves, 23 de abril de 2020

Día mundial del Libro


El Día Mundial del Libro, tuvo su origen el día 15 de noviembre del año 1995 como una manera de rendir un homenaje a  grandes escritores universales como Miguel de Cervantes, Garcilaso de la Vega, Williams Shakespeare, Vlamidir Nabkov, Josep Pla, Manuel Mejías Vallejo, entre otros. 
Fue a través de la UNESCO que se decretó el día 23 de abril ya que en esa fecha se celebra el natalicio o muerte de estos ilustres personajes de la literatura. Esto se logró gracias a la colaboración de la Unión Internacional de Editores y cuyo fin fue, no solo fomentar la cultura y las letras en el mundo, sino también, buscar una manera de proteger la propiedad del derecho de autor. 
A partir de esta fecha, se busca rendir un homenaje universal a los libros y autores, así como fomentar y descubrir el placer de la lectura, valorar todo el aporte cultural y el legado de los grandes escritores tanto del pasado como del presente. 

¿Qué son los derechos de autor?
Los derechos de autor se refieren a un conjunto de principios y normas jurídicas que establecen los derechos morales, patrimoniales y universales que tienen todos los autores  y escritores de obras literarias, científicas, musicales, artísticas o de carácter didáctico. 

En esta categoría también están los creadores de programas informáticos, los anunciantes y publicistas, los productores de la cinematografía, etc.  Está considerado  como uno de los derechos humanos fundamentales en la Declaración Universal de los Derechos Humanos